Reportaje:CRÓNICAS CARIBES

Penitencia en el paraíso fiscal

Las diminutas islas Caimán se han convertido en la quinta plaza financiera del mundo

En las páginas amarillas de la guía telefónica de las islas Caimán figuran cerca de cuarenta iglesias de distintas confesiones, 350 aseguradoras, 550 bancos y 30.000 empresas; más que habitantes (27.000, según el último censo). Hace un siglo, la moneda no existía en estos tres islotes dependientes del Reino Unido y que juntos apenas alcanzan la mitad de la extensión de Ibiza. Hoy, albergan más bancos que Nueva York, poseen el récord mundial de teléfonos y aparatos de fax. por habitante y la renta per cápita más elevada de todo el Caribe.El magnetismo animal que las Caimán ejercen sobre ...

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En las páginas amarillas de la guía telefónica de las islas Caimán figuran cerca de cuarenta iglesias de distintas confesiones, 350 aseguradoras, 550 bancos y 30.000 empresas; más que habitantes (27.000, según el último censo). Hace un siglo, la moneda no existía en estos tres islotes dependientes del Reino Unido y que juntos apenas alcanzan la mitad de la extensión de Ibiza. Hoy, albergan más bancos que Nueva York, poseen el récord mundial de teléfonos y aparatos de fax. por habitante y la renta per cápita más elevada de todo el Caribe.El magnetismo animal que las Caimán ejercen sobre el dinero y su volumen de depósitos financieros, 52 billones de pesetas, sólo es superado por Estados Unidos, Japón, Francia y el Reino Unido. Un audiovisual propagandístico nos da la clave: "Existen dos puntos de vista respecto al dinero. Uno, erró0neo, sostiene que los bienes deberían ser del dominio público. Esta opinión la apoyan los inspectores de Hacienda y los socialistas".

Un funcionario abunda sobre el tema:

-Aquí no existe impuesto sobre la renta ni sobre los beneficios. Las herencias, los vehículos, las actividades económicas y los artículos de lujo también están exentos.

-¿Y sobre el patrimonio?

-Aquí pensamos que las fortunas familiares deben estar protegidas contra el flagelo fiscal.

-Y si no hay impuestos, ¿de qué viven el Estado y los partidos políticos?

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-En Caimán no existen los partidos.

-¿Y quién construye las aceras?

-En Caimán no necesitamos aceras. Para eso están los coches.

Los caimaneros suelen explicar su idilio con las divisas recurriendo a una historia incierta. En 1794, una flotilla naufragó en los arrecifes de la costa Este, y los isleños salvaron, entre otros viajeros, a un miembro de la familia real británica; así que Jorge III, agradecido, liberó a los caimaneros de tasas y obligaciones militares.

En realidad, el ascenso de las Caimán a la cúspide de los paraísos fiscales tiene un protagonista contemporáneo. Un hombrecillo de origen jamaicano, enjuto y ataviado con un terno dos tallas mayor que la suya y pasado dos veces de moda: sir Vassel Johnson. En 1965, la flota caimanera estaba prácticamente fuera de juego por la irrupción de los modernos cargueros japoneses. El secretario de finanzas miró alrededor y llegó a la conclusión de que, si no hay modo de recaudar impuestos, ha llegado el momento de suprimirlos.

En menos de dos décadas, la revista Forbes proclamaba a las Caimán como el primer paraíso fiscal del mundo; las compañías registradas en las islas se multiplicaron por 10; los bancos, por 12, y los multimillonarios de todo el universo desempolvaron el atlas y marcaron en rojo su nuevo destino.

Sólo hay una cosa que el mundo de los negocios odie tanto como los impuestos: la publicidad. Una ley estableció severas penas de cárcel para funcionarios, directivos y empleados bocazas. Y otra coronó la obra con la eliminación del control de cambios. Desde entonces, el dinero, independientemente de su procedencia o destino, entra y sale sin interferencias ni preguntas.

-Los banqueros de Caimán son muy discretos -afirma un asesor de inversiones local.

-¿Tanto como los suizos?

-A su lado, los suizos son unos charlatanes.

-¿Podemos citar su nombre?

-Nuestra profesión es mantener la boca cerrada.

La propaganda gubernamental parece dirigida a millonarios afectados de infantilismo paranoide: "Estamos a una hora de Miami, ofrecemos unos ínfimos índices de criminalidad, una infraestructura de comunicación inigualable, una armonía social envidiable y una protección blindada frente a la curiosidad del fisco. Su dinero sólo trabajará para usted, a salvo de cualquier depredación".El visitante español puede sofocar su nostalgia en cualquiera de las cinco oficinas de crédito de la capital, Georgetown, donde flamea la rojigualda. Son sólo algunas de las cientos de empresas internacionales que, en realidad, actúan bajo bandera caimanera.

-Las razones no son nunca sentimentales, por supuesto, pero tampoco son necesariamente fiscales. Tienen también que ver con las facilidades administrativas, señala un experto español en crear y gestionar compañías off shore, con residencia en paraísos fiscales.

-¿Todo el dinero es relativamente honesto?

-Cuando se habla de dinero, relativamente es una palabra muy elástica. Y honesto, todavía más.

El dinero se desplaza por Caimán con la misma soltura que un cura por el Vaticano. Las únicas restricciones se aplican, por presión de Estados Unidos, a los capitales procedentes de las drogas y, a veces, del tráfico de armas.

-La Administración sólo tiene tres deberes sagrados: vigilar el cumplimiento del secreto bancario y de la reglamentación urbanística que impide construir por encima de la altura de los cocoteros.

-¿Y el tercero?

-Mantener limpios los cocoteros.

Durante el rodaje de La tapadera, Tom Cruise y Gene Hackman tuvieron la oportunidad de sumergirse para ver peces de colores, actividad favorita del medio millón de turistas que cada año visita las islas. También pudieron apreciar en propia carne el fracaso de la guerra contra los mosquitos, para la que se había fichado a una autoridad mundial en la materia, Pero no se libraron de escuchar al ídolo musical de la isla: The Barefoot Man. Incluyó su Money, money, money en la banda sonora de la película, y a diario interpreta temas de su último disco, Bajo los cocoteros, en las mortecinas noches del Holliday Inn.

Desde las doce de la noche del sábado, los locales nocturnos quedan cerrados, no se despacha alcohol y las emisoras de radio llevan ya una hora en silencio. La tienda de una: gasolinera es el único local abierto.

-¿Qué se puede hacer aquí? -preguntamos a un norteamericano que regenta un chiringuito de deportes náuticos.

-Esperar a que los templos abran mañana para los oficios religiosos.

-¿Y no existe algún otro sitio para divertirse?

-Esta isla es la mitad de grande que el cementerio de Nueva York y el doble de muerta.

No hay que exagerar. Por la mañana, la juerga se reanuda con la actuación de El Padre del Poder de la Liberación de la Fe, acompañado de la Banda Godspell de Dios, bajo el patrocinio de Kentucky Fried Chicken. Alternativas: visitar una granja para seguir el ciclo vital de los galápagos... o irse al infierno. Un círculo de negras y flamígeras rocas coralinas recuerda la iconografía clásica del averno. Algunos turistas quieren que sus postales lleven el matasellos del lugar: "Post Office. The Hell. Cayman Islands" (Oficina de Correos de El Infierno. Islas Caimán).

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