Los 'ultras' judíos afilan sus cuchillos
Los opositores israelíes al plan de paz con la OLP afilaban anoche cuchillos para lo que se perfila como un gran combate político con el Gobierno laborista de Isaac Rabin. Las estridentes condenas a la inminente llegada de Yasir Arafat no eran mas que una manifestación suave del odio que existe entre la derecha y los sectores religiosos que ven en Arafat a un terrorista y en Rabin a un pusilánime cómplice de la gran conjura para destruir el Estado judío. Rabin se verá en los próximos días con los judíos que han popularizado el retrato del primer ministro cubierto de una kufia bla...
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Los opositores israelíes al plan de paz con la OLP afilaban anoche cuchillos para lo que se perfila como un gran combate político con el Gobierno laborista de Isaac Rabin. Las estridentes condenas a la inminente llegada de Yasir Arafat no eran mas que una manifestación suave del odio que existe entre la derecha y los sectores religiosos que ven en Arafat a un terrorista y en Rabin a un pusilánime cómplice de la gran conjura para destruir el Estado judío. Rabin se verá en los próximos días con los judíos que han popularizado el retrato del primer ministro cubierto de una kufia blanquinegra sobre una inscripción lacónica y lacerante: "Traidor".La vanguardia de ese movimiento está formada por los aproximadamente 100.000 colonos judíos de los territorios ocupados, incluidos los que permanecen dentro de la franja donde Arafat será recibido como héroe en las próximas horas. La organización que los agrupa anunció ayer una serie de manifestaciones de repudio a la presencia de Arafat en Gaza. El centro de las protestas será Jerusalén, donde las fuerzas de seguridad seguramente van a verse en apuros frente a millares de judíos enfervorizados que planean tomar las calles.
Aliento no les falta. El propio alcalde de Jerusalén, Ehud Olmert, se ha convertido en el más acérrimo crítico de Rabin y aunque el líder palestino no proyecta visitar la ciudad que los palestinos reconocen como su capital, la artillería de sus enemigos ya está emplazada.
Radicales como el derechista ex ministro de Defensa Ariel Sharon han llegado al punto de sugerir que una visita de Arafat a Jerusalén ofrece una inmejorable oportunidad para asesinar al líder palestino. Uno de los más extremistas, el actual jefe del partido Likud, Benjamín Netanyahu, acusó ayer al Gobierno de "alcanzar el máximo nivel de humillación nacional" al permitir la histórica visita de Arafat. Ciertamente ni Sharon ni Olmert ni Netanyahu están solos.
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