Sopa de gamo

Las cuernas, rabos y muelas de los venados encuentran hueco en el mercado de las exquisiteces

Este invierno, en El Pardo se ha planteado una posibilidad de negocio totalmente inesperada, Una empresa ha reclamado los rabos de los ciervos y de los gamos abatidos en las cacerías, así como las muelas de estos últimos, para comercializarlos en países orientales. Son los exóticos ingredientes de una sopa muy apreciada.La coalición Izquierda Unida ultima una proposición no de ley para ordenar con un plan todos los recursos naturales que hay en el monte.

Los recursos, efectivamente, son muchos y los actuales responsables de Patrimonio Nacional los explotan para intentar equilibrar el en...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Este invierno, en El Pardo se ha planteado una posibilidad de negocio totalmente inesperada, Una empresa ha reclamado los rabos de los ciervos y de los gamos abatidos en las cacerías, así como las muelas de estos últimos, para comercializarlos en países orientales. Son los exóticos ingredientes de una sopa muy apreciada.La coalición Izquierda Unida ultima una proposición no de ley para ordenar con un plan todos los recursos naturales que hay en el monte.

Los recursos, efectivamente, son muchos y los actuales responsables de Patrimonio Nacional los explotan para intentar equilibrar el enorme gasto que supone la conservación de El Pardo, que cuenta con una plantilla de seis directivos, 20 administrativos, 48 guardas (hay un guarda mayor) y 10 especialistas medioambientales.

Más información

El delegado de Patrimonio Nacional en el monte, Juan Carlos de la Mata, niega que exista caza, como tradicionalmente se entiende este deporte, en El Pardo: "Aquí, por norma, no se dispara ningún tiro, lo que nos planteamos es una caza selectiva por cuadras de personas que van conduciendo a los animales hacia las cuatro parcelas de cereales que cultivamos y luego, de ahí, a una especie de toriles donde a los más viejos y defectuosos se les electrocuta. Luego se les mata con un cuchillo, como en los mataderos". Esas cribas se efectúan entre noviembre y marzo.

A las alrededor de 9.000 reses de caza mayor existentes en El Pardo se les extrae el mayor jugo económico posible. La Subdirección de Administración de Inmuebles y Recursos de Patrimonio Nacional convoca anualmente en octubre un concurso para vender un número mínimo de piezas que, pese a las buenas condiciones de El Pardo -en una sola finca se asegura un volumen de 4.356 reses, sin competencia en España-, estuvo a punto de quedar desierto este año. En ese momento todavía no se había celebrado la Feria de Francfort, que establece los precios del mercado internacional.

La carne de El Pardo, además, es de la mejor calidad. No sufre la presión de las monterías ni está desgarrada por los tiros de los cazadores. Su precio final en el último concurso fue de 214 pesetas el kilo. La de los cotos privados se vende a unas 50 pesetas el kilo o incluso se regala.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Juan Carlos de la Mata asegura que la carne de El Pardo no termina en los comedores de los restaurantes de la zona -así lo denunció IU esta semana-, porque los industriales que la compran -este año, Enrique Torres- la exportan para grandes distribuidores centroeuropeos. En esos países sí ha calado este tipo de productos. En cualquier caso, los precios de la carne de caza mayor han bajado mucho en los últimos años desde que se cerraron las puertas de ese mercado europeo tras la catástrofe de Chernóbil. Pese a todo, Patrimonio ingresa más de 20 millones al año por este concepto.

Hay más aprovechamientos. La leña y las maderas de los pinos jóvenes también se venden. Cada 10 años se obtienen entre dos y tres millones de pesetas por el corcho de los alcornoques. Las piñas de los pinos se recogen y facilitan unos ingresos de 300.000 pesetas. Cada temporada se encuentran desperdigadas por el monte unas 2.000 parejas de cuernas "aceptables" de los venados, que mudan anualmente sus defensas. Esas cuernas, que según su tamaño y porte cuestan entre 200 y 10.000 pesetas, se emplean luego para adornos o para fabricar los botones de las camisas. A los guardas les valen también para ratificar la validez de sus censos visuales.

Sobre la firma

Archivado En