La 'bacteria asesina' causa un número estable de muertes al año en la mayoría de los países europeos

Excepto España, donde las autoridades sanitarias "no tienen evidencia" de ningún caso de fascitis necrosante por infección de estreptococo A, la mayoría de los países europeos reconocen la existencia de afectados en el último año por la bacteria asesina. Ayer lo hicieron Austria (un fallecimiento); Alemania (entre 15 y 20 muertes); Suiza (11); Noruega (25 casos) y Bélgica (17). En EE UU, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 450 personas pudieran haber muerto de esa dolencia entre 1989 y 1991. El número de muertes en el Reino Unido se elevó ayer a 13. El mensaje de todos los ...

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Excepto España, donde las autoridades sanitarias "no tienen evidencia" de ningún caso de fascitis necrosante por infección de estreptococo A, la mayoría de los países europeos reconocen la existencia de afectados en el último año por la bacteria asesina. Ayer lo hicieron Austria (un fallecimiento); Alemania (entre 15 y 20 muertes); Suiza (11); Noruega (25 casos) y Bélgica (17). En EE UU, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 450 personas pudieran haber muerto de esa dolencia entre 1989 y 1991. El número de muertes en el Reino Unido se elevó ayer a 13. El mensaje de todos los responsables sanitarios europeos tiene un denominador común: alude a una patología conocida que se produce de forma esporádica y con un porcentaje anual de víctimas sin grandes fluctuaciones.El Ministerio de la Salud de Francia fue ayer muy explícito, reconociendo que desde 1988 la bacteria asesina causa víctimas en este país, dentro de una estadística habitual y sin que se observe un alza alarmante. Según un comunicado oficial, los casos en Francia, que son similares a los del Reino Unido, hacen excluir por el momento la existencia de una epidemia, "pues las muestras seleccionadas entre los afectados no son idénticas".

La bacteria, que en su forma benigna se encuentra en un 10% de la población, causa en algunas circunstancias una inflamación grave de los tejidos, destruyéndolos y produciendo la muerte en pocas horas. En el Reino Unido, un equipo especial de microbiólogos está investigando la infección, mientras el Gobierno británico, ante la alarma desatada, reitera que no se trata de una epidemia, informa Isabel Ferrer.

"El trabajo de los científicos supone la mejor garantía de que se está haciendo todo lo posible para averiguar las causas de la enfermedad", dijo Virginia Bottomley, titular del Ministerio británico de Sanidad. También insistió en que las cifras de fallecimientos siguen por ahora dentro de los porcentajes anuales considerados normales. El primer caso británico conocido ocurrió el pasado enero en Lewisham, al sureste de Inglaterra.

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