Campofrío instalará una granja porcina en la república rusa de Tatarstán

La empresa española Campofrío, que ayer inauguró su segunda fábrica de embutidos en Moscú, firmará la semana próxima un acuerdo para crear una granja porcina de razas selectas importadas de España en la república autónoma rusa de Tatarstán, en la zona del Volga. La fábrica que inauguró ayer ha sido construida y equipada con los beneficios de la primera fábrica, pionera en su género en Rusia. En su inmensa mayoría, las máquinas de hacer salchichas, jamones y mortadelas de la nueva planta proceden de empresas militares rusas reconvertidas al sector civil.

El ministro de Agricultura ru...

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La empresa española Campofrío, que ayer inauguró su segunda fábrica de embutidos en Moscú, firmará la semana próxima un acuerdo para crear una granja porcina de razas selectas importadas de España en la república autónoma rusa de Tatarstán, en la zona del Volga. La fábrica que inauguró ayer ha sido construida y equipada con los beneficios de la primera fábrica, pionera en su género en Rusia. En su inmensa mayoría, las máquinas de hacer salchichas, jamones y mortadelas de la nueva planta proceden de empresas militares rusas reconvertidas al sector civil.

El ministro de Agricultura ruso, Víctor Jlystún, inauguró ayer la fábrica, denominada Campomós-2, que es capaz de elaborar 30 toneladas de productos cárnicos al día y que forma parte de un ambicioso plan de expansión de Campofrío por toda Rusia.

Este proyecto, que prevé la cría de 400.000 cerdos al año, permitirá a Campofrío completar su ciclo de producción sin recurrir a carne importada, como se viene haciendo en la actualidad. Tanto Campomós-1, la primera fábrica de Campofrío en Rusia, como Campomós-2 son fruto de la empresa mixta Campomós, constituida en 1990 por Campofrío y Mossmiasprom, la companía de abastecimiento de carnes de Moscú. Su actual director, Yuri Tulúpov, estuvo al frente del sistema de abastecimiento de carnes de SverdIovsk cuando el presidente de Rusia, Boris Yeltsin, era el máximo dirigente en aquella provincia de los Urales. En Moscú, existen una docena de empresas de procesado de carne con participación extranjera, entre ellas las dos plantas españolas.

Inversión

Desde que empezó a funcionar, la fábrica Campomós-1 ha incrementado su producción de cinco a 30 toneladas al día y se ha fortalecido con la distribución de sus productos (más de una treintena de variedades) en su propia flotilla de 22 camionetas de transporte.Campomós-2 es el producto de la reinversión de los beneficios de Campomós-1 durante año y medio, una cantidad que oscila entre los 3.700 millones y los 4.000 millones de rublos (algo más de 280 millones de pesetas al cambio actual), según fuentes de la empresa que preside el burgalés Pedro Ballvé.

La nave central de Campomós-2 da fe del progreso de la reconversión del sector militar ruso al sector civil en el país euroasiático. Hay allí una amasadora diseñada en una fábrica de misiles de Krasnoyarsk (en Siberia), una línea de despiece elaborada en una fábrica de aviación y otros artefactos salidos de los antiguos talleres de armas e ingenios bélicos.

Según Alexandr Mináiev, un funcionario del Gobierno de Moscú que ha colaborado en el proyecto, una sola máquina occidental para rellenar salchichas cuesta tanto como toda la maquinaria de producción rusa existente en Campomós-2, que, en su opinión, satisface con éxito unas necesidades que, hace menos de cuatro años, Rusia tan sólo podía cubrir a base de importación.

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