Editorial:

Aturdidos

HAY MOMENTOS en los que uno quisiera ser foráneo. Ayer nos pasó a muchos españoles. La vergüenza nos tiene aturdidos. Luis Roldán, ex director general. de la Guardia Civil, institución armada con vocación de vigilancia del cumplimiento de la ley y persecución de sus violaciones, huyó como un descuidero, según todos los indicios, de los requerimientos de la justicia. Cumplidos con creces los plazos de la citación judicial, no comparecía, no aparecía. Su esposa, que se presentó en su lugar ante la juez, no exhibió justificación ninguna para semejante incumplimiento de la orden judicial.El jueves...

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HAY MOMENTOS en los que uno quisiera ser foráneo. Ayer nos pasó a muchos españoles. La vergüenza nos tiene aturdidos. Luis Roldán, ex director general. de la Guardia Civil, institución armada con vocación de vigilancia del cumplimiento de la ley y persecución de sus violaciones, huyó como un descuidero, según todos los indicios, de los requerimientos de la justicia. Cumplidos con creces los plazos de la citación judicial, no comparecía, no aparecía. Su esposa, que se presentó en su lugar ante la juez, no exhibió justificación ninguna para semejante incumplimiento de la orden judicial.El jueves, el ministro del Interior, Antoni Asunción, aseguraba que le constaba que Roldán estaba en "España y que comparecería ante la justicia. Anoche el ministro ya no estaba tan convencido de sus afirmaciones. ¿Estaba Roldán en Benavente? ¿Estaba en Ferrol? ¿Estaba en alguna parte de esta geografía española? ¿Se había fugado al extranjero? Las certezas de algunos se convirtieron en incertidumbres. Va a serle difícil a este Gobierno explicar cómo una persona sobre la que se han desgranado en las últimas semanas tantos testimonios de culpabilidad en el Parlamento y que contaba con escolta policial haya conseguido burlar a las fuerzas de seguridad. Despidió la escolta hace una semana. ¿Nadie se preguntó por qué? ¿No informaron los escoltas a sus superiores? Estaba deprimido, decía su abogado. Enfermo, según su esposa.

La falta de noticias sobre su paradero durante todo el día de ayer dio pábulo a las más inverosímiles especulaciones. Suponiendo que en este caso siga teniendo sentido la distinción entre lo que es y lo que no es verosímil. Lo que de él se sabe es ya tan desmesurado, tan insólito, que nada puede excluirse. O Roldán aparece en las próximas horas o días y es llevado ante la justicia para que demuestre su inocencia o sea condenado por sus delitos, aún supuestos, o el escándalo de este caso dará un golpe brutal a la imagen del casi recién estrenado ministro del Interior.

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