Tribuna:

Impotencia traidora

JOSÉ MARÍA MENDILUCEEl autor muestra su rabia y vergüenza por la "impotencia reiterada" de la comunidad internacional en Bosnia, y asegura: "No quiero vivir en una Europa de criminales".

Escribo estas líneas con niveles de indignación, de rabia y de vergüenza que debieran aconsejarme el no hacerlo. Como muchos, me siento traicionado en lo más hondo de mi conciencia por la impotencia reiterada de las instancias internacionales para parar el horror de las matanzas y la agonía del pueblo de Bosnia. Resulta particularmente vergonzoso que una banda de criminales continúe impunemente, a los ojos del mundo, su política de conquistas a tierra quemada, poniendo contra las cuerdas a Europa, Rusia, EE UU, la OTAN y la ONU. En Gorazde, el mundo civilizado se juega mucho más que lo que par...

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Escribo estas líneas con niveles de indignación, de rabia y de vergüenza que debieran aconsejarme el no hacerlo. Como muchos, me siento traicionado en lo más hondo de mi conciencia por la impotencia reiterada de las instancias internacionales para parar el horror de las matanzas y la agonía del pueblo de Bosnia. Resulta particularmente vergonzoso que una banda de criminales continúe impunemente, a los ojos del mundo, su política de conquistas a tierra quemada, poniendo contra las cuerdas a Europa, Rusia, EE UU, la OTAN y la ONU. En Gorazde, el mundo civilizado se juega mucho más que lo que parecen comprender sus dirigentes y, lamentablemente, una parte de la opinión pública. Yo no quiero vivir en una Europa de criminales. Yo no quiero una Europa cobarde que se rinde, sin luchar, a la barbarie. Yo no quiero una Europa de chantajes y medias palabras donde vivamos prisioneros de nuestras inconsistencias. En esta guerra no hay "partes en conflicto". Hay criminales y hay víctimas.La única voz que se levanta cada día desde las mismas ruinas del drama es la voz de los humanitarios. Sólo el ACNUR, con otras agencias humanitarias, ha dicho y sigue diciendo la verdad hora tras hora, día tras día, desde Gorazde, desde toda Bosnia, desde el principio. Me siento orgulloso de mis colegas que arriesgan sus vidas al decir a gritos la verdad y continúan con su agitación. humanitaria, haciendo imposible el silencio y el olvido y difícil la mentira.

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Pero no son ellos los que pueden parar los cañones asesinos. Todas las conciencias indignadas debemos unirnos en un grito, viejo y actual, de "No pasarán", porque si pasan arrasarán en su camino no sólo Gorazde y Bosnia, sino los fundamentos mismos de la sociedad democrática (enferma, pero democrática) que muchos estamos dispuestos a defender para que nunca más vuelva el pasado. Gorazde es otro test más que hemos perdido y que envalentona a los bárbaros. Mostrémosles que se equivocan. Nuestra debilidad es su fuerza. Hagámonos fuertes. No esperemos a que Zhirinovski esté en el poder en Rusia para parar el horror de Gorazde. Yo siento otra vez estos días que me están, que nos están, matando en Gorazde. Y exijo que se termine la matanza de gentes, de valores y principios. Las ruinas de Gorazde pueden ser las ruinas del proyecto de una Europa de futuro. Reaccionemos antes de que sea demasiado tarde.

fue representante en Yugoslavia del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR).

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