El diputado Rato desvía el río Tajuña para llevar el agua a su molino

El portavoz del PP en el Congreso, Rodrigo Rato, ha cumplido el dicho y se ha llevado el agua a su molino, y nada menos que el agua de Carabañia. El río Tajuña ha experimentado una sensible variación en su recorrido por esta localidad de 1.100 habitantes. Ahora pasa por debajo de la casa que ocupa el diputado en sus fines de semana y vacaciones, lo que permite bañar el molino decorativo de la mansión. El desvío del río ha desecado dos abrevaderos del pueblo, ha dejado sin peces a los pescadores que acudían a sus orillas y ha levantado la queja del alcalde en funciones, José Pérez, de IU. El di...

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El portavoz del PP en el Congreso, Rodrigo Rato, ha cumplido el dicho y se ha llevado el agua a su molino, y nada menos que el agua de Carabañia. El río Tajuña ha experimentado una sensible variación en su recorrido por esta localidad de 1.100 habitantes. Ahora pasa por debajo de la casa que ocupa el diputado en sus fines de semana y vacaciones, lo que permite bañar el molino decorativo de la mansión. El desvío del río ha desecado dos abrevaderos del pueblo, ha dejado sin peces a los pescadores que acudían a sus orillas y ha levantado la queja del alcalde en funciones, José Pérez, de IU. El diputado se ha servido, al desviar el agua, del viejo cauce que hasta 1955 sirvió para dar fuerza a una pequeña central eléctrica situada en la casa, que entonces aún no era de su propiedad.Esta casa, declarada edificio protegido, fue construida hace unos 300 años. En una primera época acogió un molino de grano, y a principios de siglo cambió su utilización por el de central eléctrica. La familia Rato la adquirió en los años setenta, ya sin utilización industrial. El edificio tiene tres alturas y una finca adyacente de unas dos hectáreas, y figura registrado a nombre de Edificaciones Padilla, SA, desde 1988; el impuesto de basuras lo paga Ramón Rato, y el de animales (dos perros) lo abona su hijo, el diputado Rodrigo Rato; pero los demás impuestos, lógicamente, corren a cargo de la empresa, propiedad de la familia Rato.

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El alcalde de Carabaña pide a Rodrigo Rato que le devuelva el agua

VIENE DE LA PÁGINA 1 José Pérez, alcalde en funciones, de IU, explica que ya ha pedido al diputado que le devuelva las aguas del Tajuña, "porque dos abrevaderos para ganado se han secado y los pescadores han perdido el mejor lugar para pescar de todo el término municipal".

Una compuerta, perteneciente a la edificación residencial, desvía el 90% del caudal del río hacia el interior de la mansión. Las aguas del Tajuña cruzan el piso inferior de la casa, mientras que el cauce natural se deseca. "Cuando le preguntamos a Rato por qué hace eso, si ya no están en funcionamiento las aspas del molino, nos dice que se ve obligado porque de lo contrario le comerían los mosquitos en verano", mantiene Pérez.

Reuniones con Aznar

El presidente del PP, José María Aznar, conoce perfectamente la mansión. En este lugar suele reunirse con la cúpula del PP buscando alejarse de los medios de comunicación. Los vecinos recuerdan: "Cada vez que viene, la Guardia Civil toma el pueblo con sigilo".

La familia Rato posee una concesión de la Confederación Hidrográfica del Tajo que le permite desviar una parte de las aguas del río con fines industriales (lo que no se corresponde con la actual situación, ya que el molino es sólo decorativo). "Como les hemos instado a poner en marcha el molino o devolvernos el agua, un representante de Edificaciones Padilla nos ha enviado un plano con el proyecto de una futura central eléctrica. Sólo nos dan largas. En estos planos ya denominan el tramo del río desecado como cauce viejo, y al suyo, cauce nuevo. No hay derecho", clama José Pérez.

Según el alcalde en funciones, la familia Rato tiene que demostrar, para no perder la concesión de la Confederación, que utiliza con fines industriales las aguas. Instalar una central eléctrica costaría más de 40 millones de pesetas. Un presupuesto que se ampliaría mucho más a la hora de enganchar con el tendido eléctrico general. Esta central tendría que conectar con una subestación situada a más de 10 kilómetros de Carabaña, lo que la haría escasamente rentable.

Javier Calvo, representante de Edificaciones Padilla, reconoció ayer que la familia Rato participa en esta empresa inmobiliaria. Calvo añadió: "Que las compuertas estén cerradas y desvíen el agua puede ser algo circunstancial. A veces se cierran para limpiarlas. Las denuncias del alcalde pueden esconder una fuerte intencionalidad política, ya que es de Izquierda Unida".

Por su parte, el alcalde en funciones, José Pérez, rechaza estas acusaciones: "Llevamos dos años sufriendo la desecación del río, porque de vez en cuando abren la compuerta. Esta última semana ya ha sido el colmo, porque se han llevado todo el agua. Los vecinos no paran de protestar". Pérez explica además que todo río y un ancho de cinco metros de sus riberas son de dominio público, lo que, en teoría, permitiría a cualquier ciudadano disfrutar de la pesca desde el salón del diputado o pasar en barca bajo su casa.

En el remanso ahora desecado, conocido como Caño Azul, se asientan dos abrevaderos para ganado. Los dos pastores que siempre han llevado hasta allí sus rebaños (unas mil ovejas) han tenido que buscarse otro lugar para dar de beber al ganado. Los pescadores también protestan. "Siempre ha sido uno de los mejores lugares para pescar y ahora es sólo una charca llena de mosquitos", asegura José, pescador de Carabaña.

Las aguas que exigen los vecinos pasan ahora por debajo de la residencia familiar. "Creemos que adornan el salón, pero no podemos comprobarlo porque nunca han dejado entrar a los arquitectos municipales", dice el alcalde en funciones.

Daño ecológico

Según el vicepresidente de la asociación ecologista Aedenat, Hilario Villalvilla, "esta modificación del río Tajuña puede calificarse como severa. Hay un impacto medioambiental importante en unos 300 metros del río. La vegetación ribereña se puede ver seriamente afectada si no vuelven pronto las aguas a su cauce natural". Los ecologistas consideran que esta situación agrava más los bajos niveles acuíferos del río, ya muy explotado por los agricultores a su paso por Guadalajara.

Pero las quejas del Ayuntamiento de Carabaña con respecto a esta edificación van más allá. Ninguna de las viviendas del pueblo está conectada al canal de Isabel II. El agua para las casas tiene que ser bombeada desde pozos perforados junto al río y clorada posteriormente. "Corno su extracción resulta muy cara, el Ayuntamiento tiene que subvencionarla en un porcentaje alto. Sin embargo, la familia Rato usa el agua para regar sus jardines y huertas", relata el alcalde en funciones.

Los últimos recibos de la finca superan las 50.000 pesetas al mes por consumo de agua. "Es decir, los vecinos pagamos con nuestros impuestos los jardines del diputado", comentaba ayer un ganadero de Carabaña. El consumo medio de agua de una familia de esta población del sureste de Madrid está cifrado en unas 2.500 pesetas al mes.

Este periódico no ha podido recoger, en los últimos dos días, la versión de Rodrigo Rato, pese a los continuos recados transmitidos. Una de sus secretarias señaló el lunes que estaba de viaje y ayer que se encuentra enfermo.

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