Defensa pretende que se investigue la sinceridad de los objetores a la 'mili'

"Se acabó el cachondeo" en expresión de un alto cargo gubernamental. El Gobierno está dispuesto a que los objetores de conciencia suden la camiseta. Llamamientos forzosos, traslados lejos del domicilio, trabajos penosos. De momento, la Ley de Objeción de Conciencia no va a ser modificada, como propuso el Ministerio de Defensa, pero en cambio se va a endurecer el régimen de la prestación sustitutoria hasta que en la juventud española cale la idea de que objetar al servicio militar no es ningún chollo.

El Ministerio de Defensa pretende, además, que se investigue la sinceridad de los objet...

"Se acabó el cachondeo" en expresión de un alto cargo gubernamental. El Gobierno está dispuesto a que los objetores de conciencia suden la camiseta. Llamamientos forzosos, traslados lejos del domicilio, trabajos penosos. De momento, la Ley de Objeción de Conciencia no va a ser modificada, como propuso el Ministerio de Defensa, pero en cambio se va a endurecer el régimen de la prestación sustitutoria hasta que en la juventud española cale la idea de que objetar al servicio militar no es ningún chollo.

El Ministerio de Defensa pretende, además, que se investigue la sinceridad de los objetores de conciencia antes de reconocerles tal condición. En su opinión, la mayoría de los jóvenes que objetan a la mili no lo hacen por razones de conciencia, sino "de conveniencia".El departamento que dirige Julián García Vargas quiere que el Consejo Nacional de la Objeción de Conciencia, encargado de reconocer la condición de objetor, recabe de los solicitantes que "amplíen los razonamientos expuestos en su solicitud", aportando también documentos y testimonios que avalen su sinceridad.

Aunque la ley vigente atribuye al consejo esta facultad, en la práctica ha renunciado a ejercerla y las solicitudes se aprueban automáticamente si cumplen los requisitos formales, sin mayores pesquisas. A juicio de Defensa, bastaría una resolución motivada del consejo para cambiar de criterio.

Como precedente, se recuerda que el consejo decidió hace un par de años denegar las renuncias a la condición de objetor, que venía aceptando hasta entonces. Según Defensa, algunos datos, como la presentación de 28 objetores a las convocatorias de tropa profesional o el que muchos tengan licencia de armas de caza, demuestran su "incongruencia".A cambio de renunciar, por el momento, a una reforma de la ley de Objección que en medios gubernamentales se considera "inoportuna", Defensa exige que se cumplan las previsiones más rigurosas de la actual legislación. Por ejemplo, la de que los jóvenes sean destinados a tareas penosas e incluso arriesgadas, como la limpieza de montes o la extinción de incendios, lejos de su domicilio. Actualmente, el 98% de los objetores cumple la prestación en su propio municipio y en puestos que han elegido. Para ello, hace falta dotación económica, ya que habrá que facilitarles comida y alojamiento.

Plan de Belloch

El titular de Justicia, Juan Alberto Belloch, presentará hoy al Consejo de Ministros un plan de reforma del régimen de la prestación que prevé, entre otras medidas, la creación de una dirección general autónoma para gestionar el servicio sustitutorio, la aprobación de un crédito extraordinario de 3.000 millones de pesetas, la creación de una potente inspección para controlar que la tarea que realizan es real y no ficticia, el aumento del número de plazas (hasta 28.000 este año) y la descentralización en las comunidades autónomas de parte de la gestión de los objetores. Igualmente, se elaborará un nuevo reglamento, en la idea de que el servicio sustitutorio no debe ser un "privilegio" respecto a la mili.

El ministro de Defensa, de su lado, informará al Gobierno sobre las consecuencias del imparable aumento del número de objetores, que pone en riesgo el futuro reclutamiento de soldados de reemplazo. Durante el mes de febrero ha continuado la escalada, con 5.500 nuevos solicitantes (la cifra más alta en dicho mes registrada nunca), que se suman a los 6.600 de enero, lo que confirma el pronóstico de que habrá más de 100.000 a final de año.