Unos butroneros revientan 96 cajas de caudales del Central Hispano

Unos butroneros desvalijaron durante la noche del sábado al domingo 96 cajas de caudales de la sucursal del banco Central Hispano situada en la calle de Orense. Los ladrones, en una operación de alta precisión, emplearon una lanza térmica para atravesar las protecciones de acero y se apoderaron de más de 100 millones de pesetas. Tras reventar los depósitos, incluso se permitieron el lujo de dejar desparramados por el suelo de la cámara acorazada más de un millón de pesetas y numerosas joyas. Es el mayor golpe del año por el procedimiento del butrón (agujero).

El robo fue descubierto en ...

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Unos butroneros desvalijaron durante la noche del sábado al domingo 96 cajas de caudales de la sucursal del banco Central Hispano situada en la calle de Orense. Los ladrones, en una operación de alta precisión, emplearon una lanza térmica para atravesar las protecciones de acero y se apoderaron de más de 100 millones de pesetas. Tras reventar los depósitos, incluso se permitieron el lujo de dejar desparramados por el suelo de la cámara acorazada más de un millón de pesetas y numerosas joyas. Es el mayor golpe del año por el procedimiento del butrón (agujero).

El robo fue descubierto en la mañana del lunes, cuando los empleados del banco se reincorporaron al trabajo después del fin de semana. Lo que encontraron en el corazón de la sucursal del número 2 de la calle de Orense mostraba las trazas de haber sido ejecutado por manos expertas.Para alcanzar la cámara acorazada, los ladrones habían agujereado el tabique de una vivienda contigua, según explicaron fuentes cercanas a la investigación. Ya en el interior de la oficina bancaria, superaron las defensas de acero que protegen la cámara de seguridad con una lanza térmica -una especie de soplete de alta potencia, que se alimenta con bombonas de oxígeno-.

El acero de la coraza no resistió el chorro de fuego. La pared de hormigón también cayó. Un trabajo limpio. La alarma, según otras fuentes, no sonó al haber sido cortada previamente la línea telefónica exterior.

Una vez dentro, desvalijaron la práctica totalidad de las cajas ocupadas. El botín, a tenor de los primeros datos, supera con seguridad los 100 millones de pesetas. La cuantía exacta, sin embargo, es difícil de precisar.

Las cajas de caudales, del tamaño de una caja de zapatos, guardan no sólo joyas, cheques o dinero en metálico sino también documentos, lo que enmaraña el cálculo. Estos depósitos, además, suelen contener dinero negro, divisas y objetos de valor no declarados.

Prueba de que el botín fue abultado reside en que los butroneros dejaron desparramados en el suelo de la cámara acorazada más de un millón de pesetas en billetes así como numerosas joyas. Otro dato: en 1989 unos ladrones se llevaron 300 millones de pesetas tras desvalijar 86 cajas en una oficina del Banco Central.

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El grado de especialización con el que se perpetró el robo y el modo de operar demuestran, según las citadas fuentes, que se trata expertos. De hecho, el butrón del pasado sábado en la calle de Orense ha sido el mayor del año en número de cajas de caudales desvalijadas. Pese a ello, el mutismo rodea las investigaciones policiales y la Jefatura Superior de Policía no ha informado del robo. Los responsables bancarios tampoco han facilitado apenas información.

El Central Hispano sufrió el primer sábado de octubre pasado un butrón similar, en su sucursal de la avenida del Cardenal Herrera Oria. En aquel robo fueron saqueadas 35 cajas. Los mismos ladrones dieron a la noche siguiente un segundo golpe en una oficina del banco Urquijo en la calle de la Princesa -58 cajas-. En este contexto, se baraja que los autores del butrón del sábado sean los mismos.

El saqueo del pasado sábado no es un hecho aislado. En Madrid hay unas 700 sucursales bancarias que disponen de cámara acorazada y cajas de alquiler. Hace un mes, en una sucursal del Santander con cajas de caudales se descubrió un butrón en una vivienda particular contigua a un patio del banco. Los supuestos ladrones, sin embargo, no llegaron a consumar el robo y el banco niega que se tratase de un butrón.

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