El ejercicio brusco dispara el riesgo de ataque cardiaco

Los ejercicios bruscos y extenuantes elevan el riesgo de ataques cardiacos, especialmente en las personas que se someten a ellos esporádicamente, según los resultados de dos estudios -uno estadounidense y otro alemán publicados la pasada semana en la revista médica New England Journal of Medecine.El equipo investigador de EE UU, dirigido por Murray Mittleman, del Deaconess Hospital de Boston, calcula que el ejercicio duro del llamado atleta de fin de semana dispara un 100% su riesgo de sufrir un ataque cardiaco, mientras que en las personas que hacen ejercicio cuatro o cinco vece...

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Los ejercicios bruscos y extenuantes elevan el riesgo de ataques cardiacos, especialmente en las personas que se someten a ellos esporádicamente, según los resultados de dos estudios -uno estadounidense y otro alemán publicados la pasada semana en la revista médica New England Journal of Medecine.El equipo investigador de EE UU, dirigido por Murray Mittleman, del Deaconess Hospital de Boston, calcula que el ejercicio duro del llamado atleta de fin de semana dispara un 100% su riesgo de sufrir un ataque cardiaco, mientras que en las personas que hacen ejercicio cuatro o cinco veces a la semana el riesgo es sólo del 50%. Algunos estudios anteriores habían mostrado, sin embargo, que el ejercicio regular disminuía estos riesgos.

El equipo de Mittleman entrevistó a 1.228 personas víctimas de un ataque cardiaco. Entre los que habían practicado algún tipo de ejercicio el día anterior a su ataque, el 52% había practicado actividades como cuidar de su jardín, el 30% había practicado gimnasia y el 18% estuvo levantando o empujando objetos pesados.

El equipo alemán, dirigido por Stefan Willich, de la Universidad Libre de Berlín, entrevistó a 1. 194 pacientes que habían sufrido un ataque cardiaco y encontró que más del 7% habían practicado ejercicio en el momento del ataque, cuando sólo estaban acostumbrados a hacerlo menos de cuatro veces a la semana.

El estudio alemán también confirmó resultados anteriores que mostraban que la probabilidad de que se produzca un ataque en las tres primeras horas tras el despertar es tres veces mayor que en otra hora del día.

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