Entrevista:

"Quienes atacan el Estado de bienestar no están en el PSOE, sino en la derecha"

Javier Solana rechaza las intenciones de recorte y precisa que el Ejecutivo lo que quiere es "proteger la protección", lo que llevará a que el Estado se desprenda de algunas de sus obligaciones actuales. El titular de Exteriores considera además que España se replanteará la cooperación con Guinea si no se produce la apertura política tras las elecciones en ese país.Aunque muestra consternación ante la situación de la ex Yugoslavia recuerda que el 80% de la ayuda humanitaria ha llegado por la participación de España pero evita mostrar entusiasmo por la actuación de la Comunidad Europea en este ...

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Javier Solana rechaza las intenciones de recorte y precisa que el Ejecutivo lo que quiere es "proteger la protección", lo que llevará a que el Estado se desprenda de algunas de sus obligaciones actuales. El titular de Exteriores considera además que España se replanteará la cooperación con Guinea si no se produce la apertura política tras las elecciones en ese país.Aunque muestra consternación ante la situación de la ex Yugoslavia recuerda que el 80% de la ayuda humanitaria ha llegado por la participación de España pero evita mostrar entusiasmo por la actuación de la Comunidad Europea en este conflicto, dado que hablar de manera optimista respecto a este conflicto resulta un contrasentido.

Pregunta. Más de una vez, el presidente del Gobierno ha explicado la relativa inacción de los Doce ante la guerra en la ex Yugoslavia porque la Comunidad carecía de instrumentos. ¿Ahora que ha entrado en vigor el Tratado de Maastricht, con su consiguiente política exterior y de seguridad, cabe esperar otra actitud?

Respuesta. Es cierto que la CE tiene ahora unos instrumentos de acción en política exterior distintos de los que disponía antes. Entiendo que con relación a la antigua Yugoslavia no va a haber un, cambio fundamental. Es una política que a todos nos produce una gran frustración. Frente a Yugoslavia teníamos dos opciones: una, ligada a la intervención militar, que por muchas razones se hacía imposible; la otra, por la que hemos optado, consiste en intentar encontrar una solución negociada mediante la presión sobre las partes y la imposición de sanciones a los más responsables que han producido su efecto. Todo ello acompañado por una ayuda humanitaria desembolsada en su práctica totalidad por la CE. Al menos España no debe tener ningún complejo por la posición que ha tomado al haber participado por primera vez en una misión de paz de estas características. El 80% de la ayuda humanitaria que ha llegado a Sarajevo se ha hecho con la colaboración española. En estos días aparecen algunos atisbos de posibilidades pacíficas. No es la primera vez. Hablar de optimismo con relación a Yugoslavia parece un contrasentido, y no lo haré.

P. Si prosperan los actuales planes de paz es probable que, por primera vez en Europa desde la II Guerra Mundial, se modifiquen fronteras por la fuerza. ¿No se creará así un grave precedente?

R. Los planes de paz que han estado sobre la mesa no significan una modificación de fronteras. No le puedo decir si posteriormente, por acuerdo de las partes, se llegará a una situación de fronteras distintas. En cualquier caso debería ser mediante un proceso de negociación.

P. Cuando llegó a Exteriores, hizo hincapié en que su prioridad era la ayuda al desarrollo. Ahora, sin embargo, España dedica proporcionalmente menos esfuerzos a la cooperación.

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R. Sigue siendo una de mis prioridades. Lo que ocurre es que cuando un presupuesto es restrictivo lo es para todas las partidas. Independientemente del dinero, lo importante en España es que la sociedad tome conciencia de la importancia de la cooperación. Todavía se oyen voces en España que niegan la obligación de cooperar con países que tienen un nivel de vida mucho más bajo que el nuestro. Es verdad que hay menos dinero este año, pero eso no quiere decir que vaya a disminuir la cooperación. Una parte importante de la ayuda tiene un coste menor, pero no por eso es menos eficaz ni importante. Hemos pasado ya de brindar sólo ayuda humanitaria a hacer una cooperación que tiene otro nivel.

P. ¿Hasta cuándo el Gobierno va a permitir el acoso a los súbditos y, a veces, los intereses españoles en Guinea Ecuatorial sin reaccionar con el arma de la cooperación?

R. La cooperación de España con Guinea tiene dos planos: la humanitaria y la exigencia de un proceso de reformas políticas. Si sólo prestamos atención a uno de esos planos no haríamos bien. El primer plano, el del proceso político, tiene una fecha importante en las elecciones del 21 de noviembre. Tal y como van las cosas, no parece que se vayan a celebrar con los niveles de limpieza exigibles. De ser así, nos veríamos obligados a replantearnos la cooperación. Entiendo que la ayuda humanitaria no debe suspenderse, por lo menos en su totalidad. La cooperación humanitaria es esencialmente educación y sanidad, pero incluso dentro de estos ámbitos podríamos pensar en limitar algunos elementos que no afectaran muy directamente al bienestar del pueblo.

P. ¿Los países del sur de Europa deberán convivir a medio plazo con un régimen islámico en Argelia?

R. Argelia pasa por unos momentos enormemente difíciles, con problemas económicos, políticos, ligados a la interrupción del proceso electoral, y de orden público. Encontrará siempre el apoyo para que dentro del respeto de los derechos humanos pueda actuar con la máxima contundencia frente al terrorismo y para que por la vía del diálogo se encuentre una solución. Le deseo éxito.

P. ¿Puede haber un diálogo eficaz sin la principal fuerza política, el Frente Islámico de Salvación?

R. El FIS es un conglomerado de fuerzas diversas. Una parte del FIS pudiera estar por la participación en el diálogo político, y hay otra parte que el Gobierno argelino entiende que está más ligada al terrorismo, que no estará asociada a una eventual negociación. Al Gobierno argelino se le plantea un viejo dilema que Pascal resumía en una frase: "En nombre de mis principios me solicitáis que os dé lo que me negaréis en nombre de los vuestros".

P. ¿Por qué no ha ido hasta ahora Felipe González a Washington para entrevistarse con el presidente Bill Clinton?

R. La cita está fijada para los primeros días de diciembre. Anteriormente, ambas partes propusieron fechas que no pudieron ser aceptadas por problemas de agenda. La fecha elegida es muy útil porque nos encontraremos en la recta final de la negociación del GATT [Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio, que debe expirar el 15 de diciembre], y estaremos en vísperas de la cumbre de jefes de Gobierno de la CE el 10 y 11 de ese mes y de la cumbre de la OTAN de enero.

P. ¿Conviene empezar a reformar las instituciones de la CE antes de la ampliación a nuevos Estados miembros para garantizar su eficaz funcionamiento una vez que estén dentro?

R. Las adaptaciones institucionales tienen como objetivo ganar en eficacia y legitimidad. Para ello hay al menos que trabajar en el mantenimiento del equilibrio en la toma de decisiones en el seno del Consejo de Ministros, la reflexión sobre el número de comisarios y los turnos en la presidencia de la CE. Nos podríamos encontrar en una situación que, a mi juicio, no contribuiría a esos dos objetivos de eficacia y legitimidad. Tras la ampliación y durante muchos años, hasta bien entrado el siglo que viene, ninguno de los países grandes de la Comunidad ejercería la presidencia, que ostentarían países pequeños. Entiendo que hay que reflexionar sobre todo esto antes de la gran conferencia intergubernamental de 1996, pero en estrecha asociación con los aspirantes al ingreso.

P. Como miembro del Gobierno y diputado del PSOE participó en una campaña degran contenido social que ahora pone en duda la oposición.

R. Es un sarcasmo decir que este Gobierno quiere acabar con el Estado del bienestar, cuando es el que más ha hecho por su expansión. En las filas socialistas nadie quiere acabar con el Estado de la solidaridad. Estarán en las filas de la derecha.

P. ¿Cómo llama entonces a los recortes en las prestaciones sociales que van a poner en marcha de inmediato?

R. En lo que estamos precisamente es en buscar soluciones para 'proteger la protección' en una situación de crisis económica. Para defender el Estado del bienestar hay que hacer ajustes. El Estado cada vez tiene más responsabilidades, lo que nos impulsa a que, para atender las necesidades más importantes, el Estado debe dejar de tener muchas obligaciones. El debate se centra en las atribuciones que el Estado tiene que tener en su seno.

P. ¿Por qué cree que su idea de reparto del tiempo de trabajo ha sido descalificada por el PP y, en parte, por la patronal?

R. Creo que no se ha entendido. Claro que en España hay que trabajar más y mejor en su conjunto. Nuestra primera obligación es generar empleo y eso no se consigue con una sola medida. La flexibilización de la jornada de trabajo puede ser una de ellas. En época de recesión puede ser bueno que los trabajadores de una empresa trabajen menos tiempo, con el consabido recorte de salario, porque la demanda ha caído. Por otra parte, en cualquier momento la contratación a tiempo parcial que interese tanto a trabajadores como a trabajadoras puede contribuir a aumentar el círculo de los ocupados. Este debate durará bastante en toda Europa y no será la única medida.

P. Otra medida en la que insisten es en la lucha contra el fraude en el desempleo. En su partido hay quien dice que no se escucha un énfasis igual en la defraudación a mayor escala.

R. Yo estoy contra todo tipo de fraude. Defraudar es robar al Estado y tiene más responsabilidad quien más renta tiene, por lo que hay que poner el énfasis en quien más tiene. No obstante, hay que trabajar para que desaparezca la cultura del fraude en este país y que todo el mundo entienda que quien defrauda, roba.

P. Usted es socialista, socialdemócrata o social-liberal, según las distintas denominaciones que ya existen en su partido.

R. Soy un socialdemócrata que quiere adaptar los planteamientos básicos del corazón socialdemócrata a los tiempos actuales. Me parece muy sugerente el poeta José Ángel Valente cuando dice que "lo peor es pensar que tenemos razón porque la hemos tenido". Manteniendo los principios básicos hay que dar respuesta a los nuevos problemas.

P. ¿No le importa que le inscriban en el sector renovador de su partido?

R. Me parece bien esa etiqueta, pero no tomada como simple denominación de origen, sino porque para una persona de izquierda es básico estar en permanente tensión reformadora. Lo cierto es que los anhelos de los hombres envejecen poco; son las respuestas las que envejecen, de ahí que tengamos que estar en permanente renovación y tensión.

P. ¿El congreso de su partido cree que marcará algún hito en la historia del PSOE por sus resoluciones o por el resultado de la lucha por el poder?

R. La lucha por el poder es legítima, pero lo fundamental es que saliera un partido más cercano a los ciudadanos, capaz de revitalizarse y revitalizar la vida política en España. Así como en la naturaleza, permítaseme esa deformación profesional de físico, al disminuir la temperatura se producen 'fenómenos cooperativos' admirables y sorprendentes, me gustaría pensar que en la sociedad cupiera un efecto análogo: que cuando la temperatura social disminuye por el diálogo y la tolerancia, se produzca un nuevo 'fenómeno cooperativo', no ya físico, sino social, que permita desplegar el máximo vigor colectivo.

P. Este mensaje es el, que quiere que salga de su congreso, pero hasta ahora lo que han hecho es meter algo de miedo a los ciudadanos con las medidas que se anuncian.

R. No es nuestro deseo meter miedo, sino hablar claro. Sólo del conocimiento de la realidad pueden surgir medidas para mejorar, porque con análisis equivocados o edulcorados no se pueden abordar las soluciones necesarias.

P. El señor Aznar les ha denunciado por optar por los pactos gubernamentales más onerosos para España.

R. Nada hay más oneroso que el que no exista estabilidad suficiente para tomar las medidas que el país necesita. A nadie se le escapa que el PP estaba en las Antípodas de cualquier tipo de colaboración. El partido tiene la responsabilidad de gobernar, y puso en marcha el diálogo al que acudieron algunos con sentido común, y otros prefirieron quedarse fuera.

P. Sin embargo, el PP les acusa de rechazar su colaboración en los Presupuestos.

R. El PP presentó una enmienda a la totalidad justificándola, en parte, porque quería introducir medidas fiscales incentivadoras para crear empleo. Pues bien, ahora no ha presentado ni una sola enmienda en ese sentido, por lo que parece entonces que sólo buscaba la demagogia fácil. Ahora bien, en el trámite parlamentario siempre puede haber acuerdos y si don José María Aznar da un giro hacia el sentido común, será siempre bienvenido.

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