El rock de Madrid 92 que nunca hubo costó 20 millones

Ni el jefe (Bruce Springsteen), ni el mutante (Michael Jackson), ni la gran dama reciclada (Tina Turner). Tampoco los dublineses espirituales (U-2), ni el embajador del medio ambiente del Amazonas (Sting), ni la ambición rubia (Madonna), ni la hereje rapada (Sinnéad O'Connor). Ninguno de ellos, pese a que se anunció su presencia para dos grandes conciertos, apareció por Madrid durante su año de la capitalidad cultural. Los macrofestivales de rock que debían contrarrestar la acusación de elitismo de la programación del Madrid 92 con un buen baño de masas fracasaron, pero costaron muy car...

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Ni el jefe (Bruce Springsteen), ni el mutante (Michael Jackson), ni la gran dama reciclada (Tina Turner). Tampoco los dublineses espirituales (U-2), ni el embajador del medio ambiente del Amazonas (Sting), ni la ambición rubia (Madonna), ni la hereje rapada (Sinnéad O'Connor). Ninguno de ellos, pese a que se anunció su presencia para dos grandes conciertos, apareció por Madrid durante su año de la capitalidad cultural. Los macrofestivales de rock que debían contrarrestar la acusación de elitismo de la programación del Madrid 92 con un buen baño de masas fracasaron, pero costaron muy caros. El consorcio de la capitalidad pagó 20 millones de pesetas -11 a Amnistía Internacional y 9 a un promotor- para montar unos espectáculos que nunca se celebraron.Entre los más de 1.800 actos programados durante el Madrid 92 no hubo espacio para el rock. El director del consorcio que organizó la capitalidad cultural, Pablo López Osaba, aficionado a la música clásica, reservó 1.500 millones de pesetas de los 6.500 del presupuesto total para 529 conciertos, pero relegó a las estrellas más identificadas por los jóvenes.

López Osaba, aconsejado por sus colaboradores, preparó a última hora dos grandes recitales de rock para suplir esta deficiencia. El primero debía llegar avalado por Amnistía Internacional (Al), que recalaría en Madrid en el verano de 1992 con uno de sus espectaculares maratones musicales. En la miscelánea de figuras se incluían las actuaciones de Bruce Sringsteen, Sting, Tina Turner, Michael Jackson, U-2, Annie Lenox, Madonna, Sirinéad O'Connor...

El consorcio firmó un convenio, el 21 de octubre de 1991, con Amnistía Internacional y con Music Management, la empresa de Pino Saliocci, un conocido promotor de este tipo de espectáculos, para iniciar los preparativos del concierto. Madrid 92 entregó en ese momento dos talones de Cajamadrid por un valor total de 20 millones de pesetas, algo más de 11 para Al y 9 para sufragar el trabajo de Saliocci.

Al final, los conciertos no se celebraron, pero el dinero se pagó. Manuel Corroza, presidente actual de Al España, ha confirmado que, efectivamente, esa cantidad se utilizó para los preparativos del proyecto: un millón para publicar un anuncio en la revista Bill Boar, de Nueva York; 1,2 millones para un vídeo de promoción del festival; cinco millones para la sección internacional de Amnistía, y el resto se perdió entre gastos de traducción, movimientos bancarios...

Saliocci recibió sus nueve millones también para establecer contactos, viajes a Nueva York y gastos varios relacionados con el concierto que nunca se llegó a celebrar.

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El Consorcio Madrid 92 no encontró la financiación esperada para el concierto

VIENE DE LA PÁGINA 1El concierto de Amnistía Internacional para Madrid 92 nunca se celebró pero costó exactamente 20.350.000 pesetas.

Las explicaciones para que aquel acontecimiento se frutrase son múltiples.

Los organizadores de los actos previstos con motivo de la capitalidad cultural europea no sólo dejaron coja la programación en lo referente a los requerimientos musicales de la gente más joven sino que no fueron capaces tampoco de cumplir su compromiso político con Amnistía Internacional (Al).

Esta entidad pretendía reivindicar, con aquel concierto, la liberación de la premio nobel de la paz de 1991 Aung San Sun Kyi, arrestada en su domicilio desde hace cinco años pese a ser la líder del partido político que ganó las elecciones en La Unión de Myanmar (antigua Birmania) en 1990.

El macrorrecital no prosperó, según distintas fuentes, porque su presupuesto alcanzó tal proporción -unos 400 millones de pesetas- que ninguna televisión mundial aceptó financiarlo, porque los promotores también se echaron atrás (Dorna) y porque al estadio Vicente Calderón -donde se pensaba celebrar- se le descubrió en esas fechas aluminosis, una enfermedad del cemento en sus gradas.

La dirección del consorcio de la capitalidad desechó el proyecto, en la primavera de 1992, porque no lo veía claro ante tantos inconvenientes como se presentaban.

A recuperar con beneficios

Los 20 millones invertidos en la preparación de este festival iban a recuperarse con los beneficios previstos.

Amnistía Internacional, además, había negociado que se quedaría con un fijo de dos millones de dólares de esos beneficios (venta de localidad, eventuales retransmisiones o grabaciones ... ). Nada de esto sucedió.

El máximo responsable del consorcio durante la capitalidad, Pablo López de Osaba, ya no concede declaraciones. El pasado mes de abril abandonó su puesto, por el que cobraba 12 millones de pesetas al año (8,5 en nómina y el resto en dietas), y ahora ocupa un alto cargo en la entidad financiera Cajamadrid.

Esta caja fue precisamente la que, con 1.000 millones de pesetas, patrocinó en mayor medida la capitalidad cultural madrileña.

El presidente de Cajamadrid, Jaime Terceiro, y López de Osaba se conocen desde hace años. Ambos coincidieron en la Universidad de Múnich, estudiando distintos masters: López de Osaba de arte y Terceiro de economía.

Un portavoz oficial de Cajamadrid se negó a facilitar la cantidad de dinero por la que López de Osaba ha sido contratado como director de la sala Retiro y responsable de los productos Serviarte y Servijoya. "Ésta es una empresa privada y no tenemos por qué informar sobre esos asuntos", indicó esta fuente oficial.

El fichaje de López de Osaba por Cajamadrid se fraguó antes del verano, el 19 de julio, cuando Terceiro lo planteó en una reunión del consejo de administración de la entidad dentro de una reorganización más amplia del organigrama del banco.

La incorporación a su nuevo puesto, sin embargo, se acaba de producir este mes.

Servicios inexistentes

Pablo López de Osaba será ahora el responsable de dos nuevos productos de Cajamadrid que también tienen que ver, indirectamente, con el arte. Serviarte y Servijoya son dos servicios copiados de otras cajas importantes en el mundo (Caissa di Risparmio de Roma, Banca del Monte de Milán,

acional Monte de Piedad de Ciudad de México y Doroteum de Viena) actualmente inexistentes en España.Cajamadrid admitirá como aval, a través de estos servicios, cuadros, objetos artísticos, joyas, para conceder hipotecas o créditos.

Si el cliente no cubre posteriormente el crédito, la entidad se queda con el objeto para subastarlo. López de Osaba evaluará la calidad y el precio de estas prendas.

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