Donarse la propia sangre

La autotransfusión reduce a cero el riesgo de contagio de infecciones

Autodonarse sangre es la manera más segura de evitar contagios de sida, hepatitis, sífilis y otras infecciones en caso de necesitar una transfusión, según los especialistas. La autotransfusión, la utilización de sangre o de alguno de sus componentes previamente donada por el propio paciente es recomendada por los médicos y cada día se extiende más, aunque en España todavía no es una práctica rutinaria. Como botón de muestra, en Madrid alrededor de un 2% de las unidades de sangre proceden de autotransfusiones."La única sangre ciento por ciento segura para un paciente es la suya propia. La a...

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Autodonarse sangre es la manera más segura de evitar contagios de sida, hepatitis, sífilis y otras infecciones en caso de necesitar una transfusión, según los especialistas. La autotransfusión, la utilización de sangre o de alguno de sus componentes previamente donada por el propio paciente es recomendada por los médicos y cada día se extiende más, aunque en España todavía no es una práctica rutinaria. Como botón de muestra, en Madrid alrededor de un 2% de las unidades de sangre proceden de autotransfusiones."La única sangre ciento por ciento segura para un paciente es la suya propia. La autotransfusión es hoy por hoy el único método seguro al ciento por ciento", afirma Crisógono de la Cámara, jefe de sección del banco de sangre del hospital La Paz. Cuenta que aunque la autotransfusión se conoce desde hace mucho tiempo, fue a partir del descubrimiento del sida cuando su práctica se ha extendido. "Si el sida no existiera, las autotransfusiones se harían como antes, esporádicamente. Con el sida no sólo los médicos, Impulsaron su desarrollo, sino que los propios pacientes lo exigían".

De la Cámara indica que a pesar del absoluto y riguroso control al que ahora se somete la sangre de los donantes hay un mínimo riesgo de contagio de infecciones, prácticamente imposible de evitar, porque existe un periodo. variable de tiempo entre el contagio de una enfermedad y la posibilidad de detección. De tal manera que una sangre que es considerada sana puede estar infectada. "Es un riesgo mínimo, pero existe. La posibilidad de contagio de sida es de una por cada 200.000 transfusiones. La autotransfusión elimina este riesgo".Existen varios tipos de autotransfusión. La más común es la preoperatoria, que consiste en extraer sangre al paciente antes de ser sometido a una intervención quirúrgica para transfundírsela durante la operación. Generalmente se le extraen cuatro unidades de sangre, cada una de 450 mililitros, que se almacenan en una nevera. Cada siete días se extrae una unidad, y se dejan pasar como mínimo otros siete desde la última extracción hasta el día de la operación para permitir que el paciente recupere su volumen sanguíneo normal. Durante la operación el paciente recibe su propia sangre.

Requisitos

El gerente del Centro de Transfusión de la Comunidad de Madrid, Fernando Gómez Reyno, indica que la autotransfusión está recomendada en pacientes que se sabe que requerirán la sangre en un plazo no mayor de 40 días, pues después de este tiempo no puede ser conservada y tiene que desecharse. Además, el paciente debe de cumplir una serie de requisitos. En principio, no presentar una situación clínica delicada ni padecer ninguna infección, pues de lo contrario la autotransfusión potenciaría la enfermedad. Debe también pesar más de 50 kilogramos y tener un buen nivel de hemoglobina en la sangre."La autotransfusión es aconsejable", dice Gómez Reyno, dependiendo de la situación del enfermo y de la exactitud en la programación del acto quirúrgico. En las mujeres, la autotransfusión suele ser un poco más complicada por la frecuencia con que presentan situaciones de anemia".

Además de evitar la transmisión de infecciones, explica De la Cámara, la autotransfusión elimina el riesgo de reacciones transfusionales y de rechazo a la sangre de otra persona.

Sin embargo, la autotransfusión también tiene algunas desventajas para el paciente-donante. De la Cámara las enumera: anemia y disminución del volumen de la sangre; pérdida de tiempo y de horas de trabajo, ya que debe acudir cuatro veces al banco de sangre; encarecimiento de los costes, ya que es necesario un mayor control administrativo, y la pérdida de las unidades de sangre si la operación se aplaza. Asimismo, el paciente-donante debe recibir un suministro adicional de hierro para recuperar los niveles de hemoglobina.

Además de la transfusión preoperatoria existe otra modalidad, que consiste en reutilizar la sangre que el paciente pierde durante la intervención. Mediante un aparato se succiona la sangre que se genera en el campo quirúrgico, se somete a un proceso de purificación y luego se pasa a un sistema de reinfusión.

Gómez Reyno y De la Cámara coinciden en señalar que, a diferencia de países como Estados Unidos y Francia, en España la autotransfusión no es todavía una práctica rutinaria y que no se tienen datos globales porque "se ha desarrollado de forma poco uniforme".

Sin embargo, para que la práctica de la autotransfusión pueda extenderse es necesario establecer un sistema efectivo. "Es difícil generalizar la autotransfusión, porque la fecha de las operaciones debe de ser exacta para que la sangre esté en buenas condiciones".

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