Las milicias serbias desafían a la ONU y a la OTAN y retoman sus posiciones en los montes de Sarajevo

"Los serbios han regresado a todas las posiciones que nos habían entregado. Nos nos han dejado nada". Estas palabras de un portavoz de los cascos azules franceses, encargados de supervisar la retirada serbia de los montes Igman y Bjelasnica, en Sarajevo, dejaban patente, una vez más, que las milicias serbias han vuelto a desafiar a la comunidad internacional incumpliendo su compromiso de traspasar a las tropas de la ONU el control de estos enclaves estratégicos tomados la semana pasada en pleno alto el fuego. Las conversaciones de paz de Ginebra entre las partes en conflicto saltan así en peda...

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"Los serbios han regresado a todas las posiciones que nos habían entregado. Nos nos han dejado nada". Estas palabras de un portavoz de los cascos azules franceses, encargados de supervisar la retirada serbia de los montes Igman y Bjelasnica, en Sarajevo, dejaban patente, una vez más, que las milicias serbias han vuelto a desafiar a la comunidad internacional incumpliendo su compromiso de traspasar a las tropas de la ONU el control de estos enclaves estratégicos tomados la semana pasada en pleno alto el fuego. Las conversaciones de paz de Ginebra entre las partes en conflicto saltan así en pedazos.

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Las serbios de Bosnia siguen manteniendo su política de dar un paso adelante y dos atrás: por la mañana, las tropas serbias se retiraron de Bjelasnica, tal y como pudieron comprobar los observadores militares de la Fuerza de Protección de las Naciones Unidas (Unprofor) en Bosnia-Herzegovina. Llevaban un día de retraso respecto a lo pactado el pasado domingo en Sarajevo por el jefe militar serbio, Ratko Mladic. Antes de abandonar el monte volaron la torre de comunicaciones de la televisión.Horas más tarde, el líder de los serbios de Bosnia, Radovan Karadz1c, anunciaba la retirada parcial de sus hombres del monte Igman, mucho más importante desde el punto de vista estratégico que Bjelasnica, puesto que cierra la única ruta conocida para el suministro de armas al Ejército bosnio en Sarajevo.

Poco a poco, en Ginebra renacían las esperanzas de reanudar las conversaciones de paz entre serbios, croatas y musulmanes, pendientes sólo de la retirada serbia. El primer jarro de agua fría lo proporcionó el portavoz de Unprofor en la capital bosnia, Barry Frewer, cuando dijo: "Los serbios siguen en lgman".

El segundo, y definitivo, fue la noticia de que las unidades serbias, que se habían retirado de Bjeslanica de forma ostensible ante los medios de comunicación, habían regresado a las mismas posiciones a última hora de la tarde. Los cascos azules confirmaron un hecho presenciado por varios informadores. -"Nos hemos cruzado con unos 300 milicianos serbios que subían a última hora hacia sus posiciones en Bjeslanica", aseguraba anoche a EL PAÍS un fotógrafo destacado en Sarajevo.

Así las cosas, resulta muy dificil que las negociaciones de Ginebra, convocadas por los mediadores internacionales David Owen y Thorvald Stoltenberg, puedan reanudarse hoy: la retirada serbia de Bjelasnica e Igman es la condición exigida por el presidente bosnio, Alia lzetbegovic, para sentarse a la mesa de donde saldrá el diseño de la fututa república. Los mediadores le dieron ayer la razón por primera vez. El portavoz de los diplomáticos, John Mills, aseguró que Owen y Stoltenberg "consideran injusto" pedir a lzetbegovic su presencia en una reunión mientras que las tropas serbias siguen en sus posiciones.

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Los serbios hacen así oídos sordos a las exigencias de la OTAN, que el lunes pidió el fin del cerco serbio a Sarajevo y aprobó un plan de intervención aérea si la situación no avanzaba. Ayer mismo, Radovan Karadzic amenazó con un "caos terrible" si la Alianza Atlántica, con el respaldo de la ONU, atacaba a las posiciones serbias ante el incumplimiento de las resoluciones del Consejo de Seguridad referidas al paso de la ayuda humanitaria y la protección de seis enclaves musulmanes. "Esta guerra parecería un juego de niños en comparación con lo que sucedería si hubiera una intervención de las fuerzas internacionales", dijo.

Ayuda humanitaria

Un contingente de cascos azules franceses y canadienses iniciaron ayer los primeros pasos para la apertura de una nueva línea de vida (rutas de suministro de ayuda humanitaria) en las proximidades de Visoko, en el norte de Bosnia. Su misión consiste, esencialmente, en eliminar las minas a ambos lados del río Bosna. Ésta es una de las rutas de suministro previstas para la capital, Sarajevo. El comandante de la patrulla canadiense, el teniente Stephen Contre, aseguró ayer que los "serbios han accedido a la apertura de la carretera".Estados Unidos considera que el comunidado de la OTAN, tras la reunión del lunes, en la que se aprobó el uso de la fuerza, representa un aviso claro. El secretario de Estado norteamericano, Warren Christopher, fue explícito al respecto: "Todo depende ahora de los serbios bosnios".

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