La moral de los musulmanes está alta en Travnik

Cientos de croatas siguen viviendo en la antigua capital bosnia tras la victoria de las fuerzas musulmanas

Los relojes de la estación de autobuses, como casi toda la vida, están parados en la vieja Travnik. Pero hay mucha gente por las calles, y la moral de las tropas bosnias es aquí mucho más alta que en Zenica. Los combates continuaron ayer al norte de la república, en Maglaj y Zepce, donde la Armija (Ejército) bosnia llevaba la peor parte frente a la nueva afianza entre los radicales serbios y el Consejo de Defensa Croata (HVO). En Travnik, antigua capital de la Bosnia otomana, las fuerzas musulmanas derrotaron a los croatas hace un mes. Pese a las informaciones de que los musulmanes habían limp...

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Los relojes de la estación de autobuses, como casi toda la vida, están parados en la vieja Travnik. Pero hay mucha gente por las calles, y la moral de las tropas bosnias es aquí mucho más alta que en Zenica. Los combates continuaron ayer al norte de la república, en Maglaj y Zepce, donde la Armija (Ejército) bosnia llevaba la peor parte frente a la nueva afianza entre los radicales serbios y el Consejo de Defensa Croata (HVO). En Travnik, antigua capital de la Bosnia otomana, las fuerzas musulmanas derrotaron a los croatas hace un mes. Pese a las informaciones de que los musulmanes habían limpiado étnicamente la ciudad, cientos de croatas siguen residiendo en Travnik tras la derrota de sus valedores.

"No tengo miedo de vivir en Travnik", asegura Bozic Ytanko, conductor de autobús, de 59 anos, casado con una croata y vecino de una familia musulmana, aunque su hijo, miembro del HVO, huyó. A Travnik, la tierra natal del premio Nobel Ivo Andric, se llega desde Zenic a norte de Bosnia, después de atravesar controles vivos y controles muertos; controles que hablan por sí solos de lo intrincada y peligrosa que se ha vuelto la vida en la antigua Yugoslavia.A un control musulmán le sigue una zona muerta, con las casas quemadas desde los cimientos y un silencio sobrecogedor. Es la tierra de los francotiradores. Los controles vacíos, las barreras antitanque removidas y las casamatas de sacos terreros sin vigilancia no auguran nada bueno. Zenica está en manos musulmanas; Vitez, a poco más de 20 kilómetros, está controlada por los croatas. A Novi Travnik se la disputan croatas y musulmanes, y una barrera puede haber mudado de bandera de la Mañana al mediodía. Travnik, final de trayecto, está en manos musulmanas.

"Travnik está ahora tranquila. La batalla ha terminado. Ahora me siento mucho más segura", asegura Suada Suleymanovic, que vive con su hijo Omer, de 14 años, y sus padres. Suada abandonó Hadzici, en las cercanías de Sarajevo, poco antes de que cayera en poder de los radicales serbios. "No es cierto que los croatas hayan sido expulsados de Travnik", afirma con contundencia. Y para demostrarlo sale a buscar a su vecino Bozic Ytanko, que asegura que "de momento" no ha tenido problemas con la Armija. Antes de la guerra, en la región de Travnik residían un 45% de musulmanes, un 36% de croatas y un 11 % de serbios. Ahora es difícil encontrar cifras incontestables. Ni siquiera la Cruz Roja local las tiene.

Todos han cometido excesos

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Zdranjka Pelic, croata de 40 años y máxima representante de la Cruz Roja en Travnik, estima en 18.000 el número de refugiados que han encontrado acogida en Travnik, la mayoría de ellos musulmanes procedentes de áreas ocupadas por los radicales serbios. Pelic admite que "todos los ejércitos han cometido excesos y han practicado la limpieza étnica", pero no tiene constancia de que los musulmanes hayan cometido excesos sistemáticos.

"Durante los enfrentamientos entre la Armija y el HVO llegaron numerosos refugiados musulmanes desde Ahmici, cerca de Vitez, ahora bajo control croata. Mientras tanto, los soldados del FIVO y los croatas que residían en lugares como Jankovici y Paklarevo, cercanas a Travnik, huyeron al monte Vlasic, bajo control serbio". Durante la huida, algunos croatas declararon entonces que preferían entregarse a los serbios que "ser degollados por los musulmanes".

Beba Salko, de 34 años, esposas y revólver al cinto, ojos azules y cansados, es el vicecomandante de grupo operativo Krajina, que combate en la zona de Travnik, y tiene su propia versión de lo ocurrido en Travnik entre el 7 y el 8 de junio pasados: "Cerca de 7.000 croatas de la región de Travnik, y entre ellos una minoría de habitantes de la ciudad, abandonaron la zona en dirección al monte Vlasic", bajo control serbio. Para Salko, los croatas recibieron presiones del FIVO para abandonar la zona, que "ha sido asignada a los serbios" en el reparto establecido por Milosevic y Tudjman.

"No es cierto que hayamos practicado limpieza étnica contra los croatas. No hay ningún civil croata encarcelado en Travnik. Ninguna unidad y ningún soldado ha recibio orden alguna para actuar contra los croatas". El vicecomandante Salko, que afirma que entre 3.000 y 4.000 croatas siguen viviendo en Travnik (antes de la guerra residían unos 11.000), subraya que el 90% de los soldados del Ejército bosnio están en contra de una república islámica en su territorio.

Salko estima que las diferencias entre el Consejo de Defensa Croata y el Ejército bosnio tienen su origen en dos concepciones completamente distintas de lo que debe ser Bosnia: "Mientras que los croatas quieren un Estado independiente para unirse después a Croacia, el Ejército de Bosnia-Herzegovina quiere un Estado multiétnico".

[Por otra parte, la artillería serbia bombardeó ayer sin piedad el enclave musulmán de Gorazde, en Bosnia oriental, que es una de las zonas de seguridad protegidas por las Naciones Unidas. Los convoyes de ayuda humanitaria siguen sin poder traspasar las líneas serbias].

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