La falta de quórum en el Parlamento impide a Espina proclamarse presidente constitucional de Guatemala

El vicepresidente guatemalteco, Gustavo Espina, fracasó el miércoles en su intento de asumir constitucionalmente el poder en este país centroamericano al no reunir en el Congreso de la República el quórum que le hubiera permitido ser investido y relevar así al depuesto presidente, Jorge Serrano Elías, que no logró el apoyo militar a un autogolpe de grandes similitudes con el del peruano Alberto Fujimori. Espina, a quien en un principio se suponía neutralízado, se erigió en presidente con el apoyo del sector duro del Ejército, que lo rescató de su defunción política, empecinado por conservar a ...

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El vicepresidente guatemalteco, Gustavo Espina, fracasó el miércoles en su intento de asumir constitucionalmente el poder en este país centroamericano al no reunir en el Congreso de la República el quórum que le hubiera permitido ser investido y relevar así al depuesto presidente, Jorge Serrano Elías, que no logró el apoyo militar a un autogolpe de grandes similitudes con el del peruano Alberto Fujimori. Espina, a quien en un principio se suponía neutralízado, se erigió en presidente con el apoyo del sector duro del Ejército, que lo rescató de su defunción política, empecinado por conservar a los hombres de Serrano en el poder

Guatemala vive momentos de convulsión y fuertes protestas callejeras acentuadas por el vacío de poder que ha provocado el derrocamiento de Serrano. Cuando todo parecía un ejemplar proceso que iba a permitir al Tribunal de Constitucionalidad encontrar una salida honrosa a la crisis, fruto de un compromiso entre el Ejército y la sociedad civil, surgió Espina, cómplice del autogolpe y personaje, como Serrano, vinculado a la corrupción y a la compra de diputados. La oposición volvió a celebrar ayer marchas de protesta y reafirmó su rechazo a que Espina se convierta en jefe del Estado. Apoya a Espina el ministro de Defensa, general José Domingo García Samayoa, el hombre que mayor confusión está creando estos días en el país con bandazos políticos que le han llevado en menos de 48 horas a apoyar indistintamente el autogolpe de Serrano, la restauración del orden legal y ahora a Espina. Esto desvelaba una división en el Ejército, entre mandos militares de línea dura como García Samayoa, partidarios de conservar prebendías, y jóvenes oficiales que han apostado por una renovación del poder político. Estos últimos habrían sido los impulsores de la caída de Serrano.Espina, empresario de 47 años y evangelista como Serrano, se autoproclamó presidente en su domicilio. Luego convocó telefónicamente en la sede del Congreso al cuerpo diplomático e inició una busca de diputados con el fin de reunir el quórum necesario para recibir el mismo miércoles la banda presidencial.

Todo recordaba el pasado bananero de este sufrido país, mayoritariamente indiferente al espectáculo bochornoso que estaban dando ciertos políticos y militares. El Congreso, al que se iban incorporando progresivamente los pocos diputados dispuestos a secundar esta llamada, tuvo que esperarlo cinco horas, las dos primeras cercado por manifestantes que protestaban enérgicamente por este golpe de mano e inundaban de pintadas la fachada del edificio.

Cómplices diplomáticos

Sólo dos diplomáticos, el nuncio de la Santa Sede y la embajadora de Colombia, se presentaron en el edificio del poder legislativo y se sometieron a la larga espera. El resto no quiso ser cómplice de esta maniobra, indiscutible desde el punto de vista legal, ya que la Constitución le da la razón mientras exista vacío de poder, pero ampliamente rechazada.Espina se presentó en el Congreso a las once de la noche. Sólo consiguió reunir a 44 de los 59 diputados que necesitaba. Para disimular su fracaso, subió a la tribuna y dijo que posponía la ceremonia porque su intención era asumir constitucionalmente la presidencia de la República con un consenso interno.

En su improvisado discurso ante unos diputados serviles y un público reclutado entre sus amistades Espina se autoproclamó honesto e invitó a la autodepuración de la clase política y la Corte Suprema de Justicia.

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Mientras esto ocurría, en un hotel de Guatemala, el Procurador de los Derechos Humanos, Ramiro de León Carpio, hacía un llamamiento al ministro de Defensa para que explicase al pueblo sus inexplicables cambios de posición, especialmente el último, en favor de Espina. De León dijo que en esta grave crisis política surgida tras la caída de Serrano, que pasó ayer su segundo día en El Salvador, hay "responsables y responsabilidades

Recordó que estaba en juego la credibilidad del Ejército, y acusó a personas como Espina y García Samayoa de "hundir al país en un abismo de dificultades políticas y jurídicas".

La comisión de derechos humanos de la Organización de Estados Americanos (OEA) denunció ayer la "sistemática violación" de las garantías fundamentales en Guatemala.

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