Cartas al director

Invertir en ciencia

EL PAÍS ha recogido últimamente distintas noticias sobre posibles reducciones en la participación española en centros de investigacion europeos (CERN y ESA). Resulta evidente que estas decisiones están siendo tomadas bajo una situación económica concreta, sin ninguna consideración a más largo plazo; este comportamiento puede tener muy negativas consecuencias en campos científicos y tecnológicos donde la continuidad es tan importante. Nos preocupa la falta de una clara visión sobre cuál debe ser nuestra participación en centros científicos europeos, incluyendo la falta de criterios objetivos pa...

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EL PAÍS ha recogido últimamente distintas noticias sobre posibles reducciones en la participación española en centros de investigacion europeos (CERN y ESA). Resulta evidente que estas decisiones están siendo tomadas bajo una situación económica concreta, sin ninguna consideración a más largo plazo; este comportamiento puede tener muy negativas consecuencias en campos científicos y tecnológicos donde la continuidad es tan importante. Nos preocupa la falta de una clara visión sobre cuál debe ser nuestra participación en centros científicos europeos, incluyendo la falta de criterios objetivos para definir unos objetivos y evaluar los resultados obtenidos.Creemos que todo lo sucedido alrededor de la muy reciente decisión de crear un Instituto Europeo de Bioinformática ilustra esta falta de visión y organización y es interesante que sea conocido. El Instituto Europeo de Bioinformática (IEB) es un nuevo centro dedicado a la colección de datos en biología molecular y a la bioinformática, y representa un esfuerzo colectivo europeo por adentrarse en nuevas tecnologías punta. El IEB se crea en el contexto de las actividades del Laboratorio Europeo de Biología Molecular, al que España pertenece desde hace casi 10 años.

Durante las negociaciones previas a la creación del IEB, España mostró interés por acoger el nuevo centro, en un intento de compensar nuestro muy negativo balance de retornos en nuestras participaciones europeas. Distintos factores han hecho que el centro finalmente vaya a ser construido en Cambridge. Entre los factores que contribuyeron a la falta de decisión están, por una parte, la muy corta visión de la Administración, que opta por ahorrarse unas inversiones iniciales para establecer el centro, sin darse cuenta de que, a corto plazo, un centro de estas características genera inversiones (visitas, compras, organización alrededor), desarrollo tecnológico (bases de datos, comunicaciones ... ) y, obviamente, científico. Un segundo factor que, sin duda, también contribuyó y es aún más preocupante: la actitud de muchos científicos españoles. En parte asustados ante la eventualidad de que cualquier nueva inversión se haga a costa de sus propios presupuestos (temor no sin fundamento, dadas pasadas experiencias) y en parte demasiado enfrascados en su particular área de interés, han sido incapaces de apoyar y presionar para mantener una candidatura española.

Por tanto, este nuevo instituto europeo acabará donde tantas otras cosas, en un país ya desarrollado donde se saben apreciar las ventajas de invertir en ciencia y tecnología- . Laboratorio Europeo de Biología Molecular.

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