Editorial:

Cultura popular

CUANDO A la ignorancia se une el sectarismo el resultado es insuperable. Decir del escritor Juan Benet, recientemente fallecido, que es alguien "discutido, discutible y hasta insoportable" entra dentro de lo que cabe considerar nivel medio de incultura y, en todo caso, es una cuestión de gustos. Decirlo tras admitir que no se conoce su obra es una confesión de cerrilismo sectario.El episodio sucedió el pasado martes, cuando las Cortes de Castilla y León rechazaron la propuesta presentada por el PSOE, y apoyada por el CDS e Izquierda Unida" de promover un homenaje al escritor que hizo del noroe...

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CUANDO A la ignorancia se une el sectarismo el resultado es insuperable. Decir del escritor Juan Benet, recientemente fallecido, que es alguien "discutido, discutible y hasta insoportable" entra dentro de lo que cabe considerar nivel medio de incultura y, en todo caso, es una cuestión de gustos. Decirlo tras admitir que no se conoce su obra es una confesión de cerrilismo sectario.El episodio sucedió el pasado martes, cuando las Cortes de Castilla y León rechazaron la propuesta presentada por el PSOE, y apoyada por el CDS e Izquierda Unida" de promover un homenaje al escritor que hizo del noroeste de esa comunidad escenario de una buena parte de sus obras. El portavoz popular que así se pronunció pudo haber aducido motivos presupuestarios, la falta de costumbre, la existencia de otras prioridades. Su argumento descalificatorio sólo a él mismo descalifica. Y a su partido. Si el liberalismo de que hablan algunos dirigentes del PP es compatible con ese tipo de actitudes, no puede decirse que sea una novedad: se trata del viejo liberalismo mostrenco de que suele hacer gala quien se considera ecuánime por ofrecer, frente a los argumentos de los demás, la castiza audacia del tonto.

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