Cartas al director

Ofensas

Domingo 21 de febrero de 1993. Varios señores, cántabros al parecer, en Celis, que se sienten muy machos y aún más reivindicativos, irrumpen en un restaurante donde está comiendo Matilde Fernández, ministra de Asuntos Sociales, y, so pretexto de los problemas de cierre en la factoría de Sniace, lanzan huevos contra la ministra y sus acompañantes. Sólo un guardaespaldas saliendo en defensa de la ministra amenaza a los buenos señores, que tranquilamente se introducen en sus coches y se marchan tan ufanos. Luego, según leemos en este diario, ni siquiera son obreros de Sniace.La acción merece las ...

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Domingo 21 de febrero de 1993. Varios señores, cántabros al parecer, en Celis, que se sienten muy machos y aún más reivindicativos, irrumpen en un restaurante donde está comiendo Matilde Fernández, ministra de Asuntos Sociales, y, so pretexto de los problemas de cierre en la factoría de Sniace, lanzan huevos contra la ministra y sus acompañantes. Sólo un guardaespaldas saliendo en defensa de la ministra amenaza a los buenos señores, que tranquilamente se introducen en sus coches y se marchan tan ufanos. Luego, según leemos en este diario, ni siquiera son obreros de Sniace.La acción merece las mayores repulsas. No sabemos qué puede tener que ver la ministra de Asuntos Sociales en los problemas de la fábrica. Y, además, insultan a la ministra que más ha hecho por los jubilados y marginados de todo tipo. Con esta ministra, el Inserso nos ha permitido a los jubilados viajar a sitios, disfrutar de balnearios; al mismo tiempo, los impedidos y ancianos que no habían cotizado han recibido auxilios monetarios que tal vez hayan evitado morir de inanición a más de un menesteroso. Pero claro, si se trata de lucirse sin riesgo, cualquier ocasión es buena. Por cierto, también por aquellos pagos -la tierra cántabra- el inefable señor Hormaechea, presidente de la comunidad para más inri, dedicó algunas muestras de su mal gusto a otra señora merecedora de tanto respeto como la primera: a Isabel Tocino. Pues en mi nombre, y creo que en el de bastantes más, tanto a Matilde Fernández como a Isabel Tocino les donaríamos una toalla simbólica para limpiarse de las ofensas recibidas.-

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