Negros y blancos se disponen a reanudar el diálogo para impulsar la normalización política de Suráfrica

Los partidos políticos surafricanos van a ultimar durante éste fin de semana y los primeros días de la entrante las conversaciones bilaterales para establecer la agenda de la conferencia multipartidista que en los próximos días 5 y 6 de marzo abrirá la senda que concluirá en las primeras elecciones generales libres en la historia de] país, previstas para dentro de un año. Una aproximación de las intenciones de voto sugiere que el Congreso Nacional Africano (ANC) de Nelson Mandela podría conseguir alrededor del 60% de los votos populares.

El Partido Nacional del presidente Frederik W. de...

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Los partidos políticos surafricanos van a ultimar durante éste fin de semana y los primeros días de la entrante las conversaciones bilaterales para establecer la agenda de la conferencia multipartidista que en los próximos días 5 y 6 de marzo abrirá la senda que concluirá en las primeras elecciones generales libres en la historia de] país, previstas para dentro de un año. Una aproximación de las intenciones de voto sugiere que el Congreso Nacional Africano (ANC) de Nelson Mandela podría conseguir alrededor del 60% de los votos populares.

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El Partido Nacional del presidente Frederik W. de! Klerk se quedaría por debajo del 20%. De Klerk y Mandela tienen prácticamente acordado que en el próximo Gobierno estarán proporcionalmente representados todos los partidos que consigan más del 5% de los votos.El Gobierno y el Congreso Nacional Africano intentan conseguir la máxima asistencia de partidos y grupos a la conferencia del próximo fin de semana, que se desea fije definitivarriente el calendario de las conversaciones formales para la normalización política en Suráfrica.

Los dos motores de: esta conferencia han ganado terreno por la derecha con respecto a la Convención para una Suráfrica Democrática (Codesa) del año pasado, pero la izquierda sigue resistiéndose a pactar.

El Partido Conservador (CP), el principal de los guardianes de la ortodoxia afrikáner, que boicoteó Codesa, ha decidido participar esta vez, aunque sigue manteniendo su repugnancia a compartir mesa con el ANC, al que niega toda legitimidad con el que dice que nunca va a negociar los derechos políticos de los afrikáner. La racionalización que ha hecho ahora el CP es que acudir a reuniones con el ANC va en interés del partido y de sus seguidores.

Por el otro extremo, el Pequeño Azapo, un grupo de intelectuales negros de izquierda, ha enviado contradictorias señales sobre su decisión final, lo que no ha causado mayor desazón ni al Gobierno ni al Congreso Nacional Africano.

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Grupo radical

Más interés tienen estos dos en lo que pueda, decidir el Congreso Pan Africanista (PAC), un grupo radical que sigue defendiendo la vigencia de la lucha armada y cuyo reducido brazo militar tiene previsto negociar el lunes con el Gobierno, probablemente en Botswana. El PAC todavía no se ha pronunciado, pero fuentes del Congreso Nacional Africano creen que acabará por participar en las discusiones.

Las objeciones que plantean la mayoría de los partidos derivan de lo que ven como un acuerdo ya muy avanzado entre el Gobierno y el Congreso Nacional Africano logrado a espaldas de los demás. Todavía existen diferencias notables, pero el presidente De Klerk ha reconocido que Mandela y él están de acuerdo en muchas cosas y que se trata de dar la impresión al exterior de que las diferencias son todavía significativas.

El principal de los puntos de acuerdo es la formación de un futuro Gobierno de unidad nacional con una duración máxima de cinco años. El actual Gobierno, que ha tenido que renunciar a que las decisiones de tal Ejecutivo se adopten por consenso, ha arrancado al Congreso Nacional Africano el compromiso de que en cuestiones trascendentes las decisiones serán tomadas por una mayoría de dos tercios. Con ello confía el Partido Nacional en conservar un cierto control sobre la economía y las fuerzas de seguridad, dos sectores trascendentales en los momentos de transformación a que está abocado el país.

Otra cuestión importante en la que ambos están casi de acuerdo es en el límite del 5% de los votos para entrar en el Gobierno surafricano de unidad nacional.

De Klerk abogaba inicialmente por un 15%, rebajado luego al 10%, aunque aceptará el 5% que propugna el Congreso Nacional Africano. El propósito de Mandela es conseguir un Ejecutivo de alta representatividad para hacer frente a los embates del cambio desde una base lo más amplia posible.

Gobierno de unidad

Evaluaciones realizadas a partir de sondeos de opinión, que deben considerarse con muchas reservas, atribuyen al Congreso Nacional Africano un 60% de las intenciones de voto, seguido muy de lejos por el Partido Nacional (17%), el Congreso Pan Africanista (8%), el Partido Conservador (6%) y el zulú Partido de la Libertad Inkatha (5%).

A partir de estas proyecciones y en un Gobierno de unidad nacional que contara con las 22 carteras que integran el actual gabinete, el ANC tendría 14 ministros, incluida la presidencia, que ocuparía Mandela; el partido de De Klerk, 4; los panafricanistas, 2, y conservadores y zulúes, uno cada uno.

Todo es pura teoría. Nadie va a poder forzar al Congreso Pan Africanista a integrarse en tal Gobierno. Su relativamente escasa fuerza electoral crecerá hasta las nubes cuando critique desde fuera la imposición de políticas que han de ser forzosamente impopulares.

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