Tribuna:

Nacionalismos incluyentes y excluyentes

La democracia y el pluralismo cultural se ven amenazados en su necesaria e irrenunciable coexistencia armónica en España cada vez que se reclaman derechos y competencias exclusivos para una comunidad autónoma concreta desde posturas de nacionalismo excluyente. Porque lo que caracteriza precisamente al nacionalismo excluyente es su visión política de incompatibilidad con otros proyectos nacionalistas y regionalistas que se integran en esa unidad plural que es España. Una unidad plural que es asumida por una mayoría, silenciosa en cierta medida, de españoles que quizá se encuentran a la espera d...

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La democracia y el pluralismo cultural se ven amenazados en su necesaria e irrenunciable coexistencia armónica en España cada vez que se reclaman derechos y competencias exclusivos para una comunidad autónoma concreta desde posturas de nacionalismo excluyente. Porque lo que caracteriza precisamente al nacionalismo excluyente es su visión política de incompatibilidad con otros proyectos nacionalistas y regionalistas que se integran en esa unidad plural que es España. Una unidad plural que es asumida por una mayoría, silenciosa en cierta medida, de españoles que quizá se encuentran a la espera de que los proyectos políticos de los partidos ofrezcan imaginativas fórmulas que potencien y desarrollen los nacionalismos incluyentes.Y es que cuando se habla de nacionalismo se suele, con demasiada frecuencia, pensar en posturas radicales de identificación exclusiva y excluyente con un determinado territorio y colectividad, renunciando a comprender que una buena parte de los españoles se identifica simultáneamente con la dualidad España / comunidad autónoma de origen, sin que dicha dualidad provoque mayores problemas de identidad individual y grupal.

Precisamente ésa es la falacia de los nacionalistas excluyentes, que pretenden hablar en representación del conjunto de la sociedad, e incluso reclaman la autodeterminación en el caso de ciertos nacionalismos históricos que se arrogan la representación de las aspiraciones de todo un pueblo, cuando la realidad social no ofrece en modo alguno evidencia de que haya muchos españoles que deseen aventurarse en la desagregación territorial del Estado.

Más bien al contrario: los resultados de diversas encuestas realizadas a lo largo de la década de los ochenta y comienzos de los noventa, que se encuentran depositadas en los bancos de datos del Centro de Investigaciones Sociológicas y de otras instituciones de investigación social, ponen de manifiesto la permanencia de lo que podríamos denominar nacionalismo dual o doble nacionalidad entre la mayoría de los españoles. Con esta noción se trata de describir la separación que realizan. muchos ciudadanos españoles entre la identificación con la comunidad de origen (nacionalismo etnocultural) y la identificación legal con el Estado (nacionalidad jurídica).

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En la última década, el estudio empírico de la identificación dual se ha venido realizando en la investigación social a través de encuestas mediante un sencillo indicador, que consiste en preguntar a los entrevistados por la noción o concepto que mejor expresa sus sentimientos entre un conjunto de cinco que cubren las diferentes posibilidades & sentimiento nacional. En tal sentido, se pide a los entrevistados que manifiesten su identificación con las siguientes alternativas: 1, sentirse únicamente español; 2, sentirse más español que de la comunidad autónoma de origen; 3, sentirse tan español como de la propia comunidad autónoma; 4, sentirse más de la comunidad autónoma que español; 5, sentirse únicamente de la cornunidad autónoma de origen.

Las alternativas 1 y 5 constituyen expresiones de un nacionalismo excluyente, sea español, vasco, catalán o de otro tipo, que no admite alternativas plurales; la alternativa 3 sería la expresión del sentimiento dual del nacionalismo incluyente, y las alternativas 2 y 4 representan tipos híbridos que fluctúan entre una forma u otra de nacionalismo.

De manera perfectamente consistente, los resultados obtenidos en las referidas encuestas revelan que entre el 50% y el 55% de los españoles se identifica con la doble nacionalidad o nacionalismo dual ("se siente tan español como de la comunidad autónoma"). El resto de la población se distribuye entre las cuatro alternativas restantes, correspondiendo el grupo más numeroso, un poco menos del 20%, al nacionalismo excluyente estatal ("se siente sólo español"), en tanto que el nacionalismo excluyente de raíz. etnocultural ("se siente únicamente de la comunidad autónoma") no rebasa el 5%. El nacionalismo dual con predominio del autonómico oscila entre el 10% y el 15%, mientras que el nacionalismo dual con predominio del estatalista se mantiene por debajo del 10%.

Como cabe esperar, dada la diversidad cultural existente en España, la distribución de los sentimientos nacionalistas / regionalistas en cada comunidad autónoma es enorme, reflejando la diversidad de enfoques sobre la propia idea de Estado español. Así, el sentimiento español excluyente alcanza su valor máximo en la Comunidad de Madrid -un poco menos del 40%-, seguido a cierta distancia por Castilla y León y Baleares, Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha y Murcia, en tanto que ofrece valores mínimos en Galicia y Canarias, en donde no rebasa el 5%.

Por otro lado, el sentimiento nacionalista etnocultural excluyente alcanza su valor máximo en el País Vasco, con un 20% aproximadamente de población que se siente únicamente vasca, seguido de Cataluña, con un poco menos del 15% de catalanistas puros, y de Canarias, con alrededor del 10% de canarios puros. Ahora bien, en las 17 comunidades autónomas, el grupo relativamente mayoritario es siempre el que manifiesta el sentimiento nacionalista dual, oscilando su valor alrededor del 35% de la población en el País Vasco y Cataluña y más del 80% en Cantabria.

La persistencia de estos valores mayoritarios de identidad dual en todas las comunidades autónomas ofrece apoyo factual a la refutación intelectual del mito de las nacionalidades incompatibles y hace más atractivo el desafío político de continuar perfeccionando la fórmula autonómica-federal de organización del Estado y de las administraciones públicas. Una fórmula que ha de pretender el desarrollo de los nacionalismos incluyentes a costa de la reducción de los nacionalismos excluyentes, salvaguardando al tiempo la pluralidad cultural que enriquece la vida de todos los pueblos de España.

es catedrático de Sociología de la Universidad de Valencia.

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