Cartas al director

¿Cómo lo consiguen los alemanes?

No son suficientes 30 líneas mecanografiadas ni la experiencia que pueda tener en materia de economía un joven historiador recién licenciado para explicar detalladamente las repercusiones sociales que la política fiscal del Gobierno actual puede tener en nuestra sociedad.En lo que se refiere al nuevo impuesto de actividades económicas (IAE) no se vislumbran ni siquiera atisbos de que nuestro Gobierno pretenda salir del círculo cerrado en que nuestro país se encuentra. En Alemania, país en el que he vivido y sobrevivido durante cerca de un año, la licencia fiscal para el desempeño de la activid...

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No son suficientes 30 líneas mecanografiadas ni la experiencia que pueda tener en materia de economía un joven historiador recién licenciado para explicar detalladamente las repercusiones sociales que la política fiscal del Gobierno actual puede tener en nuestra sociedad.En lo que se refiere al nuevo impuesto de actividades económicas (IAE) no se vislumbran ni siquiera atisbos de que nuestro Gobierno pretenda salir del círculo cerrado en que nuestro país se encuentra. En Alemania, país en el que he vivido y sobrevivido durante cerca de un año, la licencia fiscal para el desempeño de la actividad de librero, que es lo que me ocupó allí y lo que aquí me ocupa, cuesta alrededor de 30 marcos, que deben pagarse una vez en la vida, al inicio de la actividad. Esto viene a suponer, traducido en pesetas, unas 2.100 pesetas (dicho con toda la prudencia a que la situación monetaria nos obliga). Cuando uno se pregunta sobre el hecho de que Alemania sea primera potencia europea al final de un siglo en el que perdió dos guerras mundiales no caben las explicaciones genéticas ni neuronales que despertarían horrendos fantasmas del pasado.

Caben, a mi juicio, las explicaciones políticas, del estilo de "saben salir de los círculos cerrados". La política fiscal de los ayuntamientos y los Gobiernos alemanes no es la de "tengo poco dinero, pido más, caiga quien caiga", sino la mucho más sutil y, por lo visto, más eficiente "tengo poco dinero, vendo licencias fiscales baratas, promuevo los pequeños negocios que después se harán medianos o más grandes, cobro las rentas tanto de unos con lo de otros".

Y cuando todos aquellos grandes promotores de las obras públicas, emuladores de los viejos emperadores romanos de los. tiempos de crisis, vean inscritos sobre sus grandes monumentos sus nombres con letras de oro, ¿cómo les explicarán a los ciudadanos corrientes el hecho de que al refugio de esos grandes monumentos pasen la noche un número cada vez mayor de mendigos, los cuales, en algún momento de su vida, también fueron ciudadanos corrientes?-

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