LA BATALLA POR LA CASA BLANCA

El automóvil prefiere a Bill Clinton

Detroit, símbolo de la industria de EE UU, vive una reestructuración sin precedentes

ERNESTO EKÁIZER ENVIADO ESPECIAL Los sondeos dan ventaja a Bill Clinton en Michigan, Ohio e Illinois, donde se concentra la industria automovilística estadounidense. El programa económico de George Bush, lanzado con el nombre de Agenda para la renovación de Estados Unidos, ha caído en el olvido. El documento de 29 páginas elaborado por James Baker no ha alterado las encuestas. La crisis juega contra el presidente. General Motors, por ejemplo, protagoniza una de las grandes batallas del sector para reducir 74.000 empleos antes de 1995.

"Voté a Nixon, a Reagan y a Bush. Siempre pensé que ...

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ERNESTO EKÁIZER ENVIADO ESPECIAL Los sondeos dan ventaja a Bill Clinton en Michigan, Ohio e Illinois, donde se concentra la industria automovilística estadounidense. El programa económico de George Bush, lanzado con el nombre de Agenda para la renovación de Estados Unidos, ha caído en el olvido. El documento de 29 páginas elaborado por James Baker no ha alterado las encuestas. La crisis juega contra el presidente. General Motors, por ejemplo, protagoniza una de las grandes batallas del sector para reducir 74.000 empleos antes de 1995.

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"Voté a Nixon, a Reagan y a Bush. Siempre pensé que Reagan y Bush lograrían controlar el déficit y favorecerían la creación de nuevos puestos de trabajo. Pero no han cumplido sus promesas. No me gusta el Acuerdo de Libre Comercio Norteamericano [NAFTA] que ha firmado Bush con México y Canadá, no me gusta que liquide la base industrial de este país. Es un hombre que está más preocupado por lo que pasa fuera. Parece tener un plan económico para cualquier país del mundo... menos para Estados Unidos", dice Jim Szalkie, obrero de la planta de Ford en Livonia (Michigan) quien promete que dará su voto a Clinton el próximo 3 de noviembre.Con todo, y a pesar de que Clinton apoya el tratado de libre comercio, con ciertas enmiendas, el United Auto Workers (UAW), el sindicato de trabajadores del automóvil, ha decidido apoyar oficialmente su candidatura: "Clinton está claramente con nosotros cuando se trata de la salud, educación, inversión pública. Si bien no estamos de acuerdo con su apoyo al NAFTA y lucharemos para modificarlo, Clinton ofrece un programa para el futuro de este país, mientras que el de Bush ha probado ser un' desastre", resume Frank Joyce la posición oficial del UAW.

Michigan forma parte de los cinco principales Estados industriales (los otros cuatro son Nueva Jersey, Pensilvania, Ohio e Illinois) de EE UU. Todos ellos reúnen 99 votos electorales, que son esenciales para la victoria, incluso en la eventualidad de una derrota en California (54 votos electorales).

La opinión de los obreros de la industria automovilística tiene su interés ya que el 60% de los afiliados al UAW viven en cuatro Estados: Michigan, Ohio e Illinois, a los que hay que agregar Indiana. Y es aquí, en Michigan, donde la tasa de desempleo es la tercera más alta del país, tras California y Nueva Jersey. En Michigan, se sitúa ahora en el 8,5%, por encima de la media nacional del 7,6%. En la industria del automóvil se hallan registrados, incluyendo las plantas japonesas, 623.000 trabajadores, unos 209.000 menos o un 25% que en el punto más alto del sector, cuando en 1978 daba empleo a 832.000 personas. Todo esto explicaría por qué, al menos de momento, Clinton aventaja a Bush en los tres Estados, donde los gobernadores son republicanos: Michigan, Ohio e Illinois. Tanto Bush como Clinton están dando una dura batalla en esos Estados.

En el Grand Boulevard de Detroit, o General Motors Avenue, como también se le llama, por albergar el colosal edificio de cuatro bloques donde está situada la oficina mundial de la compañía automovilística, hay un restaurante estratégico, el Pegasus. Los empleados de General Motors (GM) llegan a él sin bajar a la calle, atravesando un pasillo exterior que cruza el bulevar, se mete en un centro comercial, y desaparece, para volver a servir de puente en una calle lateral que desemboca en el edificio art déco de la familia Fisher. Un estilo que aún brilla con más esplendor en el restaurante.

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Como los ríos, las plazas, los edificios y las calles de esta ciudad, también los empleados y obreros llevan la identificación de la fábrica para la que sirven. En el Pegasus, el tema de conversación es la situación interna de GM. Un artículo del The Washington Post abunda sobre las presiones que ejercen los directivos de la compañía para que el presidente del Consejo de Administración de GM, Robert Stempel, se comprometa a ponerse firme ante el sindicato y no dé marcha atrás en el plan anunciado el pasado mes de diciembre. El objetivo es despedir a 74.000 trabajadores y eliminar 21 plantas antes de 1995.

Una empleada agita el periódico del centro comercial que ha debido atravesar para llegar al restaurante. 'Tos directores ordenan a Stempel que sea duro con los sindicatos", dice el titular. A todo esto, Stempel fue internado en un hospital de Washington el martes 13, el día de la publicación de la noticia en el Post. Tempel se reincopora, finalmente, mañana a su despacho, tras sufrir un ataque de hipertensión. "No se sabe si sufrió el ataque por la noticia del Post, por el ultimátum de los directores, que llegaron a hablar de despedirle, o por ambas cosas a la vez", dice la empleada.

Pero según los analistas del sector, General Motors camina hacia una recuperación espectacular. "Ahora, la compañía dispone de una gran cantidad de directores y ejecutivos que vienen de Europa. Esta gente tiene el mandato del Consejo de Administración para acelerar la reducción de costes. Nuestra estimación es que GM ahorrará costes de estructura, entre 1992 y 1995, de 6.500 ó 7.000 millones de dólares. Unos.5.000 millones no dependen de lo que haga el sindicato: costes de material más bajos y menos empleados administrativos", sostiene Scott Merlis, responsable del sector automovilístico en la banca Morgan Stanley. "Claro que habrá tensiones", dice, "porque sería ingenuo pensar que el más agresivo y rápido plan de reestructuración de su historia pasará sin resistencias". Otros estudios del sector indican que si GM quiere acercarse a los costes laborales unitarios (por coche) de Ford, tendrá que ahorrar 4.000 millones de dólares anuales.

Es lo que sugiere Harbour & Associates en su informe 19891992. A Ford, según dice el estudio, le cuesta 309 dólares (unas 32..000 pesetas) menos construir un coche que a Chrysler y 795 (85.000 pesetas) menos que a General Motors. "Ford tiene una marcha excelente en América del Norte. Sin duda, es la industria automovilística más eficiente del mundo, incluso si se compara en horas por coche con algunos fabricantes japoneses. Pero tiene problemas en Europa, donde está en una situación de equilibrio. En el Viejo Continente, General Motors Europa es imbatible. "Es la firma más rentable del mundo", afirma Merlis.

La batalla de la industria, por tanto, pasa por el plan de General Motors. Jack Smith, consejero delegado desde abril se ha ocupado especialmente en diseñar el ahorro de costes de las plantas de América del Norte (EE UU y Canadá). En agosto y septiembre, GM soportó huelgas en dos plantas. El acuerdo en una factoría de accesorios permitió evitar una huelga que hubiese paralizado a todas las plantas de América del Norte. Smith está en la línea de restablecer los beneficios primero, en lugar de incrementar la rentabilidad de la cuota de mercado de GM. Smith sigue en estos planes a Lee lacocca, el presidente de Chrysler que reflotó la tercera compañía americana del automóvil.

lacocca, que se retirará el próximo 1 de enero, edificó su prestigio personal en la denuncia de la invasión de los coches japoneses, acompañó al presidente Bush a Tokio, el pasado 8 de enero, pero en el último año y medio es más pragmático y sigue la receta japonesa. Chrysler ha aplicado a rajatabla un plan muy similar al de Honda Motor Company, mediante el cual está reduciendo costes por valor de 1.000 millones de dólares anuales.

General Motors era responsable en 1955 del 3% del Producto Nacional Bruto de EE UU, o, en valor absoluto, el total de Italia. Y sus grandes edificios en Detroit simbolizan el poderío de toda una época, el corazón del capitalismo americano. Como en toda familia venida amenos, aún se suele narrar á sus empleados y ejecutivos las viejas anécdotas del pasado. Aquellas que inmortalizaron a esta empresa, como la respuesta que dio el entonces presidente, Charles Erwin (Motor Charlie, le llamaban), en 1955, cuando el presidente Esenhower le propuso ser secretario de Defensa. "¿Tomaría usted una decisión por el interés de EE UU que fuera adversa a los intereses de General 'Moto rs?. No se me ocurre ni una sola; siempre he pensado que lo que era bueno para nuestro país también lo era para General Motors, y viceversa", le respondió para rechazar la oferta.

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