Cinco mil muertos en cien horas

Las noticias de que el equipo de fútbol había sufrido graves vejaciones en El Salvador fueron difundidas con todo lujo de detalles en Honduras. Además, perdió por 3-0. La gente salió, a la calle y comenzó la caza del salvadoreño. Miles de residentes en Honduras regresaron precipitadamente a El Salvador para escapar del linchamiento. Unos 12.000 refugidos se hacinaron en la frontera. El Gobierno de San Salvador rompió el 26 de junio sus relaciones diplomáticas con Honduras.El 14 de julio, tropas salvadoreñas penetraron en territorio hondureño. Cuatro días después, una columna de cien soldados d...

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Las noticias de que el equipo de fútbol había sufrido graves vejaciones en El Salvador fueron difundidas con todo lujo de detalles en Honduras. Además, perdió por 3-0. La gente salió, a la calle y comenzó la caza del salvadoreño. Miles de residentes en Honduras regresaron precipitadamente a El Salvador para escapar del linchamiento. Unos 12.000 refugidos se hacinaron en la frontera. El Gobierno de San Salvador rompió el 26 de junio sus relaciones diplomáticas con Honduras.El 14 de julio, tropas salvadoreñas penetraron en territorio hondureño. Cuatro días después, una columna de cien soldados de Honduras respondió con otra incursión, lo que desató definitivamente los acontecimientos. Ambos países se lanzaron a una guerra abierta. En 100 horas el balance de muertos superó las 5.000 personas. Detrás de la guerra del fútbol, como se la conoce, se escondía un problema territorial, resuelto ahora por el Tribunal de la Haya, y uno económico, que ayudará a superar el futuro mercado común centroamericano. Entonces, más de 350.000 salvadoreños residían en Honduras, ocupando un papel cada vez más importante en la economía. La reacción nacionalista -el Honduras, para los hondureños- empezó a ganar fuerza. Se estudiaron leyes para expropiar las posesiones de los salvadoreños. El fútbol fue, simplemente, la mecha que encendió un odio latente en ambos países y que ahora queda lejos.

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