Cartas al director

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Quisiera expresar mi opinión en la interesante polémica suscitada en este diario sobre, las bibliotecas universitarias en nuestro país. Soy un profesional médico que, aunque sin contacto directo con la Universidad, observo año tras año el producto de la Universidad. Me refiero a los médicos recién licenciados que cada año se incorporan a nuestro hospital para realizar su especialidad dentro del sistema MIR. Esta experiencia me hace compartir muchas de las opiniones expresadas por el profesor Lledó en anteriores números.Observo a nuestros recién licenciados excesivamente imbuidos de conocimient...

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Quisiera expresar mi opinión en la interesante polémica suscitada en este diario sobre, las bibliotecas universitarias en nuestro país. Soy un profesional médico que, aunque sin contacto directo con la Universidad, observo año tras año el producto de la Universidad. Me refiero a los médicos recién licenciados que cada año se incorporan a nuestro hospital para realizar su especialidad dentro del sistema MIR. Esta experiencia me hace compartir muchas de las opiniones expresadas por el profesor Lledó en anteriores números.Observo a nuestros recién licenciados excesivamente imbuidos de conocimientos enciclopédicos aprendidos memorísticamente y, por tanto, fácilmente olvidables, y, sin embargo, incapaces por lo general de buscar y encontrar de forma rápida y sencilla, en la modesta biblioteca de nuestro hospital, la información adecuada. No creo que esto se deba a falta de capacidad intelectual, sino simplemente a que este aspecto, la búsqueda bibliográfica, no la han ejercitado suficientemente durante sus estudios. He tenido hace poco la oportunidad de disfrutar de una beca en una universidad norteamericana, y he observado que una de las asignaturas obligatorias en muchas dé estas universidades es cómo moverse por las bibliotecas de la universidad y cómo usar los diversos sistemas de búsqueda bibliográfica.

Otra cosa que me llamó poderosamente la atención es que, al igual que en las universidades. alemanas que nos refería el profesor Lledó, el edificio central, el edificio, digamos, emblemático de la universidad, era la biblioteca general, un edificio que, en la localidad concreta donde yo estuve, tenía ¡cinco plantas! y permanecía abierto hasta las once de la noche, incluidos domingos.

Creo que es hora de que las autoridades académicas tomen conciencia de este déficit y estimulen la creación de bibliotecas centrales en cada universidad, dotadas de suficientes fondos y personal, con sistemas ágiles de búsqueda bibliográfica y préstamo de artículos, y, por supuesto, con horarios al público amplios y sin interrupciones veraniegas. Me da la impresión de que ciertas autoridades académicas intentan equiparar nuestras universidades a las de países científicamente más avanzados empezando la casa por el tejado, es decir, invirtiendo el dinero del contribuyente en expediciones al Himalaya y en vistosos cursos de verano, antes que en dotar a sus universidades de instituciones tan básicas y elementales como la biblioteca central, ese lugar donde, como muy bien dice el profesor Lledó, "se nutre, madura y crea la ciencia".- Antonio Pérez Aytes. , Valencia.

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