Editorial:

Volvió Baker

JAMES BAKER, secretario de Estado norteamericano, ha regresado a Jerusalén para entrevistarse con el nuevo primer ministro, Isaac Rabin. Lo ha hecho, apenas resuelta la composición del Gobierno de Israel, para dar en Oriente Próximo un renovado impulso al proceso de paz que la campaña electoral israelí había aparcado.Para nadie es un secreto que Washington apoyaba francamente la opción laborista de Rabin. Por ello no. debe sorprender que Baker haya emprendido rápidamente el viaje. Quiere aprovechar la marea de optimismo debida no sólo al resultado electoral (un verdadero cambio de orientación ...

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JAMES BAKER, secretario de Estado norteamericano, ha regresado a Jerusalén para entrevistarse con el nuevo primer ministro, Isaac Rabin. Lo ha hecho, apenas resuelta la composición del Gobierno de Israel, para dar en Oriente Próximo un renovado impulso al proceso de paz que la campaña electoral israelí había aparcado.Para nadie es un secreto que Washington apoyaba francamente la opción laborista de Rabin. Por ello no. debe sorprender que Baker haya emprendido rápidamente el viaje. Quiere aprovechar la marea de optimismo debida no sólo al resultado electoral (un verdadero cambio de orientación en la disyuntiva dureza-paz frente a Palestina), sino a que Rabin ha vuelto a congelar los asentamientos judíos en territorios ocupados. Una promesa contenida en su programa, abandonada durante la negociación para crear una coalición viable de gobierno y recuperada ahora, sin duda, tras más de una conversación entre Washington y Jerusalén.

La congelación de los asentamientos tiene tres efectos. Por una parte, hace viable y creíble la negociación de la paz con los árabes; por otra, permitirá a Jerusalén acceder, de una forma u otra, en Estados Unidos a las garantías de créditos de vivienda que le son necesarias para, seguir con su política de acogimiento de judíos rusos. Finalmente, en tanto en cuanto propicie el proceso de paz, tendrá alguna repercusión favorable en la alicaída campaña presidencial del presidente Bush y en la siempre importante cuestión del voto judío en ella.

Pero, sobre todas las cosas, abre una ventana a la posibilidad de paz. Los árabes, especialmente los palestinos, no se atreven a esperar, y sus reacciones son, por consiguiente, muy cautas. Pero James Baker, en sus reuniones con los líderes palestinos en los días pasados y con los restantes árabes en la continuación del viaje, habrá presionado a todos para que se reanuden, las negociaciones. La cuestión de los asentamientos es importante, pero lo es aún más la negociación sobre, la autonomía palestina, el verdadero primer paso que pueden dar éstos hacia la estatalidad.

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