Cartas al director

Que a todos nos interese

Y William Reilly no pudo convencer a su presidente de que se firmara el tratado de la biodiversidad. Seguramente, Bush hubiera accedido si, en lugar de interpretar su acción como un penoso sacrificio, pudiera contar con la posibilidad de ser premiado, de obtener alguna recompensa tangible. Quizá sería bueno que ensayáramos esta vía alternativa al castigo y al sentimiento de culpa, introduciendo estrategias para que también aquellos ciudadanos poco sensibilizados por el problema medioambiental se unieran al esfuerzo común por salvar a este planeta de la degradación.Aterrizando en lo cotidiano s...

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Y William Reilly no pudo convencer a su presidente de que se firmara el tratado de la biodiversidad. Seguramente, Bush hubiera accedido si, en lugar de interpretar su acción como un penoso sacrificio, pudiera contar con la posibilidad de ser premiado, de obtener alguna recompensa tangible. Quizá sería bueno que ensayáramos esta vía alternativa al castigo y al sentimiento de culpa, introduciendo estrategias para que también aquellos ciudadanos poco sensibilizados por el problema medioambiental se unieran al esfuerzo común por salvar a este planeta de la degradación.Aterrizando en lo cotidiano se me ocurre, por ejemplo, que podrían recogerse muchas toneladas de papel para su posterior reciclaje si en quioscos, estancos y librerías los clientes obtuviéramos un beneficio económico (aunque fuera simbólico) al entregar otro periódico, revista o cajetilla de tabaco usados a cambio en la compra de un nuevo ejemplar o paquete. Bastaría un servicio de recogida municipal o de iniciativa privada para ir completando el ciclo.

En definitiva, se trataría de favorecer conductas de protección de la naturaleza desde una mentalidad más positiva y menos punitiva. La psicología y la sociología debieran ocuparse de este aspecto del comportamiento humano para intervenir sobre dicho comportamiento, ayudando así en la consecución de los objetivos marcados en Río de Janeiro-

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