Cartas al director

La adversativa del señor Mosterín

No pretendo meterme en camisa de once varas y darle una lección de lógica, señor Mosterín; pero en su artículo del 10 de junio La normalización lingüística hay una adversativa que me molesta y que no puedo pasar por alto. Dice textualmente: "El euskera tiene un gran valor sentimental para los euskaldunes, pero escaso valor instrumental para los demás".Aparte de mal atada, la frase resulta inexacta y un poco absurda, ya que -por pura definición- el valor que para los euskaldunes tiene la lengua que utilizan en su casa o en la calle (o para pasar consulta, o para estudiar biológicas, o para lo q...

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No pretendo meterme en camisa de once varas y darle una lección de lógica, señor Mosterín; pero en su artículo del 10 de junio La normalización lingüística hay una adversativa que me molesta y que no puedo pasar por alto. Dice textualmente: "El euskera tiene un gran valor sentimental para los euskaldunes, pero escaso valor instrumental para los demás".Aparte de mal atada, la frase resulta inexacta y un poco absurda, ya que -por pura definición- el valor que para los euskaldunes tiene la lengua que utilizan en su casa o en la calle (o para pasar consulta, o para estudiar biológicas, o para lo que sea) tiene sobre todo un valor instrumental. 0 dicho en mayúsculas: UN VALOR INSTRUMENTAL... Valor que, naturalmente -lo podría haber dicho Perogrullo-, no puede tener para esos demás que no saben decir bai o ez.

En cambio, lo del sentimiento no parece cosa tan repartida: ha habido, hay y habrá vasco-parlantes poco afectos a su lengua. Y al revés: hay personas, miles de personas que, sin poder ir más allá de los aita y ama de rigor, se sienten, sin embargo, muy euskaldunes.

De donde se deduce, señor Mosterín, que su adversativa no tiene mucho sentido.

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Añadiré, para acabar, que la frase es buena muestra de la materia con que el señor Mosterín ha construido el artículo: es, por decirlo así, un ladrillo entre ladrillos. Aquí, un ladrillo que, como he intentado demostrar, se olvida de lo práctico que a los euskaldunes nos resulta nuestra lengua; o mejor dicho, una de ellas. Luego, un poco más allá, otro que suaviza los estragos de la represión franquista; y otro más que difunde la idea de que la lengua no tiene otro apoyo que el del Gobierno autonómico; más lejos, un cuarto ladrillo que exagera las dificultades que presenta el aprendizaje de dicha lengua... En fin, ladrillos y más ladrillos; ladrillos comunes que cada vez tienen más aceptación en España.- Escritor.

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