El actual sistema de transporte urbano es ecológicamente inviable, según José Borrell

El actual sistema de transporte de la sociedad urbana moderna es inviable pues ni su impacto sobre la calidad de vida ni el coste económico de sus efectos adversos van a ser asumibles, según manifestó ayer el ministro de Obras Públicas y Transportes, José Borrell, en el club Siglo XXI. Garantizar la calidad y cantidad de agua necesaria y detener la desertización son los principales retos ecológicos que debe afrontar España, según el ministro.

Los ciudadanos deben tomar conciencia de los grandes problemas del medioambiente, como la disminución de la capa de ozono, el calentamiento de la ...

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El actual sistema de transporte de la sociedad urbana moderna es inviable pues ni su impacto sobre la calidad de vida ni el coste económico de sus efectos adversos van a ser asumibles, según manifestó ayer el ministro de Obras Públicas y Transportes, José Borrell, en el club Siglo XXI. Garantizar la calidad y cantidad de agua necesaria y detener la desertización son los principales retos ecológicos que debe afrontar España, según el ministro.

Los ciudadanos deben tomar conciencia de los grandes problemas del medioambiente, como la disminución de la capa de ozono, el calentamiento de la tierra o la contaminación ambiental, porque los políticos van a tener que adoptar decisiones drásticas en breve, según el ministro. Borrell se refirió al sistema de transporte urbano, basado fundamentalmente en el coche privado, e indicó que es inviable, no sólo en términos de calidad de vida y bienestar, sino incluso en terminos meramente económicos.Según estudios efectuados por la Comunidad Europea, el actual sistema de transporte produce un valor añadido del 7% del Producto Interior Bruto (PIB), pero los costes de los efectos adversos que este mismo transporte genera se elevan ya a un 5% del PIB, y la tendencia es hacia el incremento.

"En estos momentos, la congestión del tráfico en una ciudad como Madrid genera un coste anual de 50.000 millones de pesetas en tiempo perdido y energías consumidas, que no se gastarían si el tráfico fuera fluido. Algunas ciudades han adoptado medidas drásticas, como prohibir la circulación de una parte del parque móvil, pero el efecto indeseado de esa medida ha sido un incremento del número de coches, porque muchas familias compran un segundo y hasta un tercero para poder cirular cada día".

"Es evidente que también nosotros tendremos que plantearnos esta problemática, porque el actual sistema de transporte ni es financiable ni tolerable desde el punto de vista medioambiental y de calidad de vida".

Agua y desertización

España debe contribuir, según el ministro, a resolver los grandes problemas medioambientales del planeta, como la disminución de la capa de ozono o el efecto invernadero, pero debe centrarse especialmente en la lucha de sus propios retos ecológicos que en su opinión son dos: garantizar una cantidad de agua suficiente para las crecientes necesidades y deterner el proceso de desertización.

El problema del agua es tanto de cantidad como de calidad. Según Borrell, en los últimos diez años ha llovido en España un 10% menos que en la década anterior, y el consumo de agua, en cambio, se ha incrementado en un 20%. Ello ha sido posible gracias a las disponibilidades de embalsamiento, pero éstas están llegando a su límite, mientras que la tendencia del consumo es creciente, por lo que en los próximos años deberá invertirse más en embalses.

Respecto a la calidad del agua, Borrell indicó que "de aquí al año 2.000 tendremos que invertir un billón de pesetas en obras de saneamiento, si no queremos que nuestros ríos se conviertan en cloacas y nuestras playas en vertederos". Además de estos objetivos medioambientales, el equilibrio territorial es otro de los grandes retos que debe afrontar España, según Borrell, para incrementar sus niveles de desarrollo y calidad de vida. Las comunicaciones constituyen en estos momentos un factor esencial de reequilibrio, pues permiten distribuir la riqueza y frenar la emigración del campo a las grandes concetraciones urbanas. Al respecto, Borrell anunció la ejecución de un proyecto de Telefónica para comunicar la las áreas rurales remotas, todavía incomunicadas, mediante telefonía móvil. "Es evidente que llevar un cable de teléfono a través de barrancos y montañas para comunicar una pequeña aldea o una casa aislada tiene un coste que nuestra sociedad no puede asumir, pero la telefonía móvil nos permite ahora superar este inconveniente".

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