Violencia no, gracias

Petardos, gaitas, tambores, carracas, silbatos, canciones y pancartas pusieron la nota de color de una concentración que reunió a más de 20.000 personas, según fuentes de la organización, en pleno corazón de Madrid.La disparidad de la procedencia de los concentrados provocó que cada uno intentara llamar la atención de una manera peculiar. Los mineros asturianos, ayudados por los trabajadores de Santa Bárbara, fueron, sin lugar a dudas, los más ruidosos. Desde antes de las ocho de la mañana, y hasta casi las dos de la tarde, se dedicaron a atronar los oídos de los viandantes con enormes petardo...

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Petardos, gaitas, tambores, carracas, silbatos, canciones y pancartas pusieron la nota de color de una concentración que reunió a más de 20.000 personas, según fuentes de la organización, en pleno corazón de Madrid.La disparidad de la procedencia de los concentrados provocó que cada uno intentara llamar la atención de una manera peculiar. Los mineros asturianos, ayudados por los trabajadores de Santa Bárbara, fueron, sin lugar a dudas, los más ruidosos. Desde antes de las ocho de la mañana, y hasta casi las dos de la tarde, se dedicaron a atronar los oídos de los viandantes con enormes petardos de pólvora que hacían volar las balizas de tráfico a más de cinco metros de altura.

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Varios delegados del País Vasco lucían sobre su pecho una insignia en la que rezaba una leyenda: Violencia no, gracias. Este detalle es especialmente significativo tanto por los últimos acontecimientos de León o Cartagena, como por el temor de los sindicatos mayoritarios en el País Vasco (UGT, CC OO y ELA-STV) al papel que puede jugar la cuarta organización sindical, LAB, cuando se plantee el ajuste de la siderurgia. Por cierto, que los representantes de una de las empresas afectadas por este ajuste, Altos Hornos de Vizcaya, fueron los únicos que tuvieron que vérselas con las fuerzas del orden público, aunque fuera en la carretera. Su prisa por llegar cuanto antes a la concentración les costó una multa por exceso de velocidad. Por lo demás, el fuerte cinturón policial que cuidaba del orden de la concentración, helicópteros incluidos, no tuvo que realizar intervención alguna.

La representación andaluza, tal vez la más numerosa, fue la que más tarde llegó a la concentración. Decidió reagrupar a sus efectivos, distribuidos en tres trenes especiales que partieron de puntos distintos, en la estación de Chamartín. Después de casi doce horas de viaje, aún tuvieron fuerzas para, en un gran grupo, colapsar la parte final del Paseo de la Castellana coreando canciones en las que el presidente del Gobierno, Felipe González, no salía demasiado bien parado.

Mientras tanto, los gallegos llevaban ya varias horas animando a madrileños, murcianos, castellano-leoneses, cántábros y valencianos con los sonidos de sus típicas gaitas.

Protestas paralelas

Esta enorme concentración, organizada por UGT y CC OO, no fue la única que protagonizaron ayer las organizaciones sindicales en Madrid en demanda de industrialización. CGT y USO protagonizaron dos manifestaciones paralelas. CGT concentró unos 900 delegados en las inmediaciones de la Ciudad Universitaria de Madrid que marcharon hasta el Palacio de la Moncloa, donde entregaron una carta dirigida a Felipe González. Por su parte, USO marchó desde su sede social hasta el Instituto Nacional de Industria (INI).

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