Presiones sobre Mitterrand para que corte más cabezas por el 'caso Habash'

La salida de Francia del dirigente palestino Georges Habash no ha apaciguado la tormenta política despertada en el país por la torpeza con que el poder socialista ha tratado este rocambolesco asunto. "Francia ha hecho el ridículo ante todo el mundo", afirmó ayer el líder centrista Bernard Bosson. El asunto Habash, según el giscardiano François Boyrou, ha supuesto "una plusmarca, internacional de estupidez y confusión". Numerosos socialistas, entre ellos el ex primer ministro Michel Rocard, pensaban también que François Mitterrand debe destituir a los ministros del Interior y de Asuntos ...

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La salida de Francia del dirigente palestino Georges Habash no ha apaciguado la tormenta política despertada en el país por la torpeza con que el poder socialista ha tratado este rocambolesco asunto. "Francia ha hecho el ridículo ante todo el mundo", afirmó ayer el líder centrista Bernard Bosson. El asunto Habash, según el giscardiano François Boyrou, ha supuesto "una plusmarca, internacional de estupidez y confusión". Numerosos socialistas, entre ellos el ex primer ministro Michel Rocard, pensaban también que François Mitterrand debe destituir a los ministros del Interior y de Asuntos Exteriores.En tan sólo 66 horas de estancia en un hospital, Habash ha sido el involuntario agente de un nuevo escándalo que mina la credibilidad de los socialistas franceses. El líder palestino fue recibido como un enfermo en peligro de muerte, causó luego el cese fulminante de cuatro altos funcionarios, fue detenido, estuvo a punto de ser procesado por terrorismo y, al final, fue liberado y expulsado a Túnez. El propio Mitterrand dijo que ésta ha sido "una historia de locos".

En la noche del pasado sábado, cuando Habash ya había llegado a Túnez, Mitterrand abroncó duramente en el Elíseo a la primera ministra, Edith Cresson, que había anulado un viaje a Suiza, y al titular de Interior, Philippe Marchand. Este escándalo dominó también la reunión del comité directivo del Partido Socialista (PS). "Estamos en una ratonera de la que hay que salir lo antes posible", confesó Laurent Fabius, primer secretario del PS. Otros dirigentes socialistas pidieron que la limpieza continuara, en alusión a los ministros del Interior y de Exteriores. Esos dirigentes piensan que, si en los próximos días Mitterrand no reacciona, el PS no alcanzará ni el 20% de los votos en las regionales de marzo.

Ataque de la oposición

La oposición siguió disparando ayer con artillería pesada. El ex presidente Valéry Giscard d'Estaing exigió la convocatoria de elecciones legislativas anticipadas. El centrista Bernard Bosson pidió el cese de la primera ministra. En el momento de la llegada de Habash a París, Cresson era la responsable del Estado francés, puesto que Mitterrand estaba en Omán. La primera ministra asegura que no se enteró de nada, y es casi seguro que dice la verdad. "La inmensa mayoría de los franceses tienen la muy desagrable sensación de que nadie gobierna", dijo Bernard Pons, presidente del grupo parlamentario neogaullista. Pons se limitó a pedir las cabezas de los ministros de Exteriores e Interior."Al error político se le ha añadido la mentira", afirmó Michel Noir, alcalde de Lyón. Noir hacía referencia a las informaciones que aseguran que, al menos, Roland Dumas, ministro de Exteriores, estaba al corriente de la llegada de Habash. Es difícil que Mitterrand prescinda de su viejo amigo Dumas, pero en París pocos apostaban ayer por el futuro del ministro del Interior.

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