Cartas al director

El amo de la noche

Para los que de vez en cuando nos gusta salir a tomar una copa, esta ciudad se está poniendo francamente imposible, y todo porque está proliferando una raza que amenaza con extinguir a los noctámbulos: el portero de local.El nuevo amo de la noche escruta al posible cliente, y si, como yo, no tiene la suerte de medir 1,90, de tener ojos azules o de conducir un cochazo impresionante, su entrada al local queda vetada impunemente.

Reconozco mis limitaciones, no soy un Paul Newinan ni un Richard Gere, pero tampoco Quasimodo ni el jorobado de Notre-Dame; por eso, cuando al cancerbero de marra...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Para los que de vez en cuando nos gusta salir a tomar una copa, esta ciudad se está poniendo francamente imposible, y todo porque está proliferando una raza que amenaza con extinguir a los noctámbulos: el portero de local.El nuevo amo de la noche escruta al posible cliente, y si, como yo, no tiene la suerte de medir 1,90, de tener ojos azules o de conducir un cochazo impresionante, su entrada al local queda vetada impunemente.

Reconozco mis limitaciones, no soy un Paul Newinan ni un Richard Gere, pero tampoco Quasimodo ni el jorobado de Notre-Dame; por eso, cuando al cancerbero de marras se le acaban los argumentos estúpidos, opta por la salida fácil: preguntarte si eres socio. Cuando tú, intentando ser simpático, le contestas que eres socio del Real Madrid, sonríe y, con no muy buenas maneras -para demostrar su poderío-, te invita a largarte con la música a otra parte.

Esta carta va dirigida a los que, como yo, ni son hijos de papá ni son de lajet-set ni tienen cuentas bancarias en Suiza, premisas indispensables hoy día para tomarte una copa en cualquier local de moda de

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Madrid.

Archivado En