Y para Hacienda, las esculturas

Con gran sorpresa ha sido recibida la solución propuesta por el escultor vasco Néstor Basterretxea, y aceptada por la Hacienda foral, para pagar la deuda tributaría de 6.120.000 pesetas que acumuló durante los años 1988 y 1989: el artista pagará con sus propias obras. La Diputación de Guipúzcoa se ha convertido así en la propietaria de 17 bocetos originales esculpido en roble, que según el autor se encuentran ahora en el taller de artes Arteleku, dependiente de varías instituciones vascas y situado en el barrio Donostiarra de Loyola.Contra lo que pudiera deducirse, Néstor Basterretxea, un arti...

Con gran sorpresa ha sido recibida la solución propuesta por el escultor vasco Néstor Basterretxea, y aceptada por la Hacienda foral, para pagar la deuda tributaría de 6.120.000 pesetas que acumuló durante los años 1988 y 1989: el artista pagará con sus propias obras. La Diputación de Guipúzcoa se ha convertido así en la propietaria de 17 bocetos originales esculpido en roble, que según el autor se encuentran ahora en el taller de artes Arteleku, dependiente de varías instituciones vascas y situado en el barrio Donostiarra de Loyola.Contra lo que pudiera deducirse, Néstor Basterretxea, un artista muy conocido y suficientemente solvente en el arte y en otros campos, no se encuentra en la ruina, fiado únicamente a la riqueza artística de sus obras. "Simplemente, no andaba muy bien de dinero, podía pagarlo, pero no me venía muy bien", explicó ayer el escultor. "Al principio, ofrecí a Hacienda mis Eguzki loreak (Flores del sol), pero, claro, vieron mis bocetos, dijeron: 'Esto' y llegamos a un acuerdo".

La decisión de la Hacienda foral de Guipúzcoa, verdaderamente inédita y la primera de estas características que se produce en nuestro país, ha consistido en aceptar los 17 bocetos en madera de roble de la serie Cosmogonía vasca como forma de pago de la deuda que el artista acumuló en sus declaraciones del impuesto de la renta sobre las personas físicas (IRPF) correspondiente a los años 1988 y 1989. Esta iniciativa del fisco ha levantado no pocas suspicacias. Hay quien se pregunta, evidentemente con bastante sorna, si la Hacienda foral, una vez establecido el precedente, aceptará también el pago en especies del resto de los ciudadanos, sean carniceros, panaderos o comerciantes.

En su último consejo, la Diputación de Guipúzcoa aceptó la oferta de Néstor Basterretxea, pero rechazó otra sugerencia del escultor, que proponía que la Hacienda foral cargara con los gastos -unos tres millones de pesetas- de la fundición en bronce de las figuras talladas en madera, modelos que el artista conservaría para sí. Hay también quien critica ya la postura personal de Basterretxea, pero el artista vasco afirma que se trata de una oferta generosísima. "Esas 17 esculturas valen cinco veces más que la deuda que se va a pagar con ellas", asegura. También dice sentirse perplejo por el hecho de que la Diputación no haya dado todavía el asunto por zanjado. "Por lo visto", dice Basterretxea, "la Diputación ignora que hace dos o tres meses dos empleados de este organismo recogieron las obras y las trasladaron al taller de Arteleku".

La Diputación guipuzcoana justifica su decisión, con la que se ha sentado todo un precedente en el panorama fiscal, aludiendo al apartado del reglamento de recaudación que contempla la posibilidad de admitir el pago de las deudas tributarías, en casos especiales, "mediante la entrega de obras de arte u objetos de interés artístico o de cualquier otro bien tangible".

Néstor Basterretxea, de 67 años, padre de cinco hijos, y uno de los artistas más cuidados por las instituciones vascas, cree que su iniciativa puede servir para ampliar los patrimonios públicos. "Muchos artistas", señala, "cumplirían mejor con Hacienda si les dejaran pagar con sus obras". "Habría un patrimonio institucional fabuloso", añade.