Dos condenados a muerte, ejecutados en Estados Unidos

Dos ciudadanos estadounidenses, condenados a muerte por delitos cometidos hace una década, fueron ejecutados ayer con una inyección letal en los Estados de Texas y Wyoming después de que sus apelaciones fueran rechazadas. Joe Angel Cordova, de 39 años, convicto de homicidio con arma de fuego en el transcurso de un robo, es la 43ª persona ejecutada en Texas desde que en este Estado se reinstauró la pena de muerte en 1982. Cordova fue declarado culpable del secuestro y posterior asesinato de un hombre en Houston, en febrero de 1982. Los abogados intentaron posponer la ejecución con nuevas alegac...

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Dos ciudadanos estadounidenses, condenados a muerte por delitos cometidos hace una década, fueron ejecutados ayer con una inyección letal en los Estados de Texas y Wyoming después de que sus apelaciones fueran rechazadas. Joe Angel Cordova, de 39 años, convicto de homicidio con arma de fuego en el transcurso de un robo, es la 43ª persona ejecutada en Texas desde que en este Estado se reinstauró la pena de muerte en 1982. Cordova fue declarado culpable del secuestro y posterior asesinato de un hombre en Houston, en febrero de 1982. Los abogados intentaron posponer la ejecución con nuevas alegaciones, pero el martes el Tribunal Supremo dictó el veredicto final. Mark Hopkinson, de 42 años, fue ejecutado en la prisión de Rawlings, en el Estado de Wyoming, en cumplimiento de una sentencia dictada en 1979 por haber dado muerte a Jeffrey Green, quien debía testificar contra él acerca de otros tres asesinatos de los que estaba acusado y por los que había sido condenado a cadena perpetua. La ejecución de Hopkinson es la primera que tiene lugar en Wyoming en los últimos 26 años.

La organización humanitaria Amnistía Internacional informó ayer que otro condenado a muerte en Texas, Johnny Frank Garret, puede ser ejecutado el próximo 11 de febrero, después de que el gobernador del Estado decidiese paralizar la ejecución el pasado 6 de enero. Garret fue declarado culpable de la violación y asesinato de una religiosa en 1981. La Conferencia de Obispos católicos de Texas y el papa Juan Pablo II han pedido clemencia para el condenado, a quien se considera un psicópata crónico.

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