La 'mili a la carta' de nueve meses, lista para servir

Cuando el día 31 entre en vigor la nueva ley del Servicio Militar -ratificada ayer por el pleno del Congreso con los votos de los grupos Socialista, Popular y Catalán- dejarán de existir legalmente términos tan arraigados como los de mozo, recluta o prófugo, aunque naturalmente los jóvenes seguirán siendo reclutados a la fuerza para nutrir las filas de los ejércitos, aunque sólo por nueve meses, y quienes intenten sustraerse a esta obligación recibirán su correspondiente castigo.

La llamada mili a la carta, con más fortuna que precisión , es un complejo menú en el que el a...

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Cuando el día 31 entre en vigor la nueva ley del Servicio Militar -ratificada ayer por el pleno del Congreso con los votos de los grupos Socialista, Popular y Catalán- dejarán de existir legalmente términos tan arraigados como los de mozo, recluta o prófugo, aunque naturalmente los jóvenes seguirán siendo reclutados a la fuerza para nutrir las filas de los ejércitos, aunque sólo por nueve meses, y quienes intenten sustraerse a esta obligación recibirán su correspondiente castigo.

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La llamada mili a la carta, con más fortuna que precisión , es un complejo menú en el que el atractivo de algunos platos, como la posibilidad de proponer dónde y cuándo se quieren cumplir las obligaciones militares, se combina con el sabor disuasorio de otros, como el aviso de que se perseguirá con rigor a insumisos y desertores. Todos con el objetivo de salvar al servicio militar de su crisis y devolverle la legitimidad social que ha perdido.Las novedades empiezan con la inscripción en los ayuntamientos, que los jóvenes podrán realizar a lo largo de todo el año en que cumplan los 17 y no sólo durante el último trimestre. Los ayuntamientos, por su parte, seguirán colaborando en el alistamiento, y podrán ser denunciados si se niegan a hacerlo, como algunos municipios vascos, pero verán simplificada su labor, pues no habrá una clasificación provisional de los mozos y otra definitiva, sino una sola que harán los centros de reclutamiento.

Todos los jóvenes, y no sólo los que aleguen enfermedad, pasarán un examen psicofisico, en el que se les clasificará como aptos para todos los destinos o sólo para determinados cometidos. Es decir, quienes sufran algunas limitaciones fisicas (como miopía o pies planos) tendrán que hacer la mili, aunque en puestos adecuados a sus condiciones.

Los varones españoles irán a filas con 19 años, pero podrán aplazar su incorporación hasta los 22 años, si el Ministerio de Defensa, a quien corresponde decidir, lo acepta. La duración de las prórrogas será de uno o dos años y no se podrán pedir sucesivamente prórrogas por diferentes motivos. Aparece una nueva clase de prórroga, "por razones de tipo laboral", cuyo objetivo es "consolidar un puesto de trabajo", y se tipifica la prórroga para "deportistas de alto mvel", que se venía concediendo "por razones de interés nacional".

Los miembros del Cuerpo Nacional de Policía y de las policías autonómicas aplazarán su incorporación a filas y se librarán definitivamente de la mili si completan cinco años de servicio en dichos cuerpos, en virtud del pacto entre PSOE y nacionalistas catalanes. También quedarán exentos quienes tengan cumplidos 30 años, situación que sólo se producirá en casos excepcionales, pues las prórrogas permitirán aplazar la incorporación a filas hasta los 27 años como máximo.

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