La muerte provocada

Da la impresión de que una gran parte de los ciudadanos que componen la sociedad actual están locos. Y no quieren su locura sólo para ellos, sino que quieren imponerla a los demás, una locura que consiste en una cultura de la muerte provocada.Todas son leyes que tratan de favorecer la muerte. En primer lugar fue la ley del divorcio, que producía la muerte del matrimonio. Luego vino la ley del aborto, que provocó la muerte de numerosos ninos no nacidos. Y ahora quieren metemos la eutanasia, que pretende acabar con las personas de edad avanzada o con enfermedades dolorosas. Además tenemos, éstos...

Da la impresión de que una gran parte de los ciudadanos que componen la sociedad actual están locos. Y no quieren su locura sólo para ellos, sino que quieren imponerla a los demás, una locura que consiste en una cultura de la muerte provocada.Todas son leyes que tratan de favorecer la muerte. En primer lugar fue la ley del divorcio, que producía la muerte del matrimonio. Luego vino la ley del aborto, que provocó la muerte de numerosos ninos no nacidos. Y ahora quieren metemos la eutanasia, que pretende acabar con las personas de edad avanzada o con enfermedades dolorosas. Además tenemos, éstos fuera de la ley, aunque quizá no perseguidos con la debida diligencia, los salvajes terroristas, que han matado a tantas personas.

Ante esto surge un grito de lo más hondo del ciudadano: déjennos vivir en paz, queremos vivir nuestra vida y que nadie nos la acorte so pretexto de hacernos un favor o de curiosos e inhumanos ideales. Me adhiero totalmente a las recientes declaraciones del presidente del Colegio de Médicos de Toledo, Manuel Romero, en las que afirmaba que "el médico no tendrá, derecho, ni en los casos que parezcan desesperados, a apresurar deliberadamente la muerte". Eso es vivir con responsabilidad y dignidad la ética, pareja a la labor profesional, que no puede ser nunca ignorada.