Navratilova recibe múltiples apoyos en su denuncia de la "doble moral" sobre el sida

La tenista estadounidense de origen checoslovaco Martina Navratilova no se ha quedado sola en su denuncia, con ocasión del caso del baloncestista Earwin Magic Johnson, de la "doble moral" de la sociedad norteamericana con los enfermos del sida. Sus colegas Chris Evert, Mary Joe Fernández y Pam Shriver están de acuerdo con ella. Deborah Anderson, de la Federación de Deportes Femeninos, insiste en que un hombre promiscuo es "normal" y una mujer que lo sea es una "desgraciada" y Dale Perkins, de la Asociación de Afectados, reitera que la reacción habría sido distinta con otro.

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La tenista estadounidense de origen checoslovaco Martina Navratilova no se ha quedado sola en su denuncia, con ocasión del caso del baloncestista Earwin Magic Johnson, de la "doble moral" de la sociedad norteamericana con los enfermos del sida. Sus colegas Chris Evert, Mary Joe Fernández y Pam Shriver están de acuerdo con ella. Deborah Anderson, de la Federación de Deportes Femeninos, insiste en que un hombre promiscuo es "normal" y una mujer que lo sea es una "desgraciada" y Dale Perkins, de la Asociación de Afectados, reitera que la reacción habría sido distinta con otro.

Navratilova ha encendido la llama. Casi sin querer, se ha convertido en una portavoz feminista en la batalla contra el sida. Sus declaraciones del miércoles en el diario New York Post, en el sentido de que, de haber sido ella y no Johnson quien hubiera contraído el virus, se la criticaría por lesbiana y de que la mujer que afirmase haber tenido relaciones sexuales con 100 o 200 hombres sería tildada de guarra y puta y perdería sus contratos publicitarios, las refrendó el jueves: "Dije lo que pensaba. Los deportistas, queramos o no, somos unos modelos y hemos de dar ejemplo. Estoy sorprendida por la reacción. No habría sido tanta de comentar que el presidente Bush es un travestido". Sesenta periodistas y diez fotógrafos, el doble de los habituales, presenciaron su victoria sobre Arantxa Sánchez en el Masters de Nueva York.La tenista matizó que no fue su intención criticar a Johnson, pero reiteró que está muy molesta por la forma en que se ve y trata a las mujeres en el deporte y añadió que la castidad o los preservativos no son suficientes contra el sida: "Nadie merece contraerlo, como tampoco el cáncer, pero se contrae. No obstante, es más fácil evitar el sida que el cáncer. Por eso creo que es incorrecto predicar la abstinencia o los condones si eres ser promiscuo. Tampoco ayuda lo que dice el vicepresidente Quayle, que dejes el sexo para el matrimonio. Las cosas no son así. Es más importante fomentar las relaciones tiernas y monógamas con personas significativas para uno y tomar precauciones, en efecto, cuando se hace el amor".

Navratilova, que explicó que sus criterios se deben al giro conservador que se ha dado y al temor que sienten muchas mujeres porque "se ha incrementado el acoso sexual" -"tenemos una mayoría conservadora en la Corte Suprema, tenemos un presidente conservador que quiere limitar el derecho al aborto, tenemos miedo...", declaró-, afirmó que la mayoría de las llamadas recibidas la respaldan. "Lo que ha dicho me ha producido sentimientos distintos, pero tiene razón", manifestó Evert. "Estoy de acuerdo con ella", expuso Fernández. "Son comentarios tremendos", expresó Shriver, la presidenta de la Asociación de Tenistas Femeninas; "los hizo a su manera, abiertamente y con honestidad. Probablemente sufra con las empresas, pero nunca se ha desviado de sus ideales".

A la hoguera

Para Deborah Anderson, de la Fundación de Deportes Femeninos, la doble moral en el caso Johnson es un síntoma que afecta a toda la sociedad: "Nosotras no tenemos las mismas oportunidades. Ahí empieza la doble moral. Existe tanto en las oficinas como en las canchas. El hombre promiscuo es normal; la mujer, una desgraciada". Dale Perkins, de la Asociación de Afectados por el Sida, argumentó que la reacción general habría cambiado de no ser Magic: "Se le ve como uno de los buenos. Navratilova tiene razón. Pertenece a ese grupo calificado de indeseable". George Lois, de la agencia publicitaria GGK-Lois, concordó con ella "al 2.000%": "Perdería sus contratos y sería llevada a la hoguera".