La joven contagiada de sida por su dentista declara en el Congreso de EE UU

Kimberly Bergalis, la joven norteamericana que adquirió el virus del sida en la consulta de su dentista, solicitará hoy ante una comisión del Congreso que sea aprobada una ley que obligue a los profesionales de la sanidad a someterse a la prueba del sida. Bergalis, de 23 años, dijo temblorosamente a su llegada a Washington que su experiencia "no debe volver a repetirse".La joven llegó a la capital federal en tren el pasado martes, acompañada por su madre. Los médicos aseguran que sus días están contados. Bergalis pesa 32 kilos y sus familiares han explicado que su deseo de testificar an...

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Kimberly Bergalis, la joven norteamericana que adquirió el virus del sida en la consulta de su dentista, solicitará hoy ante una comisión del Congreso que sea aprobada una ley que obligue a los profesionales de la sanidad a someterse a la prueba del sida. Bergalis, de 23 años, dijo temblorosamente a su llegada a Washington que su experiencia "no debe volver a repetirse".La joven llegó a la capital federal en tren el pasado martes, acompañada por su madre. Los médicos aseguran que sus días están contados. Bergalis pesa 32 kilos y sus familiares han explicado que su deseo de testificar ante el Congreso han dado sentido a sus últimos días.

El caso Bergalis promete estremecer a la opinión pública de este país. Las imágenes de la joven de Fort Pierce (Florida) reflejan como ningunas otras la imagen del sida y la injusticia que representa adquirir esta enfermedad a través del contacto sexual o de un accidente.

Está probado que Bergalis adquirió la enfermedad en la consulta de su dentista, un homosexual que murió como consecuencia del sida el pasado 2 de septiembre. El Centro de Enfermedades de Atlanta confirmó el contagio tras una exhaustiva investigación. El informe final dejaba claro que el contagio se produjo en 1987 durante una extracción dental. El médico, un conocido dentista de West Palm Beach, era David J. Acer, de quien tras su muerte se publicó una carta en un periódico local en la que aconsejaba a sus pacientes que se sometieran a la prueba del VIH.

La historia de Bergalis abrió inmediatamente una gran polémica sobre el peligro de los pacientes a sufrir contagios por parte de médicos y enfermeros. Cerca de 7.000 profesionales de la sanidad norteamericana padecen el sida y hoy continúan atendiendo a sus pacientes.

[Por otra parte la Comisión Nacional Norteamericana del sida acusó ayer al Gobierno de George Bush de "inercia" por no seguir una política específica de salud para combatir esta enfermedad mortal y por no destinar suficientes fondos para cuidar a las víctimas, informa Efe].

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