La vergüenza de Europa

El presidente italiano, Francesco Cossiga, habla de una "tragedia de dimensiones bíblicas". En efecto, hay algo de irreal en la desesperación de esos jóvenes albaneses llevados a la violencia y la rebelión, tratados como vulgares hooligans, encerrados, hambrientos, sedientos, humillados, que prefieren ser perseguidos como bestias a tener que regresar a su país. Abierta la polémica en Roma y Tirana, unos acusan a Albania de resistirse débilmente al éxodo para aumentar las ayudas humanitarias, otros buscan a los culpables en el seno de la vieja guardia estalinista. Pero las imágenes de lo...

El presidente italiano, Francesco Cossiga, habla de una "tragedia de dimensiones bíblicas". En efecto, hay algo de irreal en la desesperación de esos jóvenes albaneses llevados a la violencia y la rebelión, tratados como vulgares hooligans, encerrados, hambrientos, sedientos, humillados, que prefieren ser perseguidos como bestias a tener que regresar a su país. Abierta la polémica en Roma y Tirana, unos acusan a Albania de resistirse débilmente al éxodo para aumentar las ayudas humanitarias, otros buscan a los culpables en el seno de la vieja guardia estalinista. Pero las imágenes de los refugiados no sólo deben avergonzar a Roma o a Tirana. Son la vergüenza de Europa entera, al simbolizar una de las realidades más graves del postotalitarismo: la desigualdad económica existente entre los ciudadanos de las dos Europas, ahora teóricamente libres para relacionarse. Enzo Scotti, ministro del Interior italiano, ha solicitado una reunión urgente de sus colegas de los Doce, y el alto comisario de la ONU para los refugiados, Ogata, pide una ayuda humanitaria masiva urgente para Albania en un intento de frenar el éxodo. ( ... ) Aunque Italia está más directamente involucrada en la tragedia, es la CE la que antes debe preocuparse por un fenómeno que puede tomar unas proporciones desconocidas. ( ... ) Ese deber de injerencia que invoca Francia en términos tan nobles en otras ocasiones puede aplicarse también en el caso de Albania. 12 de agosto