La democratización de Mauritania

"El comienzo de la reforma no ha sido bueno", dice un dirigente del FDUC

Los acalorados debates políticos han sustituido las apacibles charlas de amigos en los salones de Nuakchot. Clandestinamente, sin que falte el sagrado té a la menta, con las piernas cruzadas sobre las mullidas alfombras, moros y negroafricanos preparan a marchas forzadas la gestación de numerosos nuevos partidos políticos. El Frente Democrático Unido por el Cambio (FDUC) por el momento es el que tomado la delantera, al menos en publicidad, tras la sonada detención en residencia vigilada de seis de sus dirigentes.

ENVIADA ESPECIAL

La solución de los conflictos étnicos que ator...

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Los acalorados debates políticos han sustituido las apacibles charlas de amigos en los salones de Nuakchot. Clandestinamente, sin que falte el sagrado té a la menta, con las piernas cruzadas sobre las mullidas alfombras, moros y negroafricanos preparan a marchas forzadas la gestación de numerosos nuevos partidos políticos. El Frente Democrático Unido por el Cambio (FDUC) por el momento es el que tomado la delantera, al menos en publicidad, tras la sonada detención en residencia vigilada de seis de sus dirigentes.

ENVIADA ESPECIAL

La solución de los conflictos étnicos que atormentan Mauritania y la puesta en marcha de una auténtica democracia son los grandes temas que planean en los debates que bullen en los salones de Nuakchot, donde se preparan a marchas forzadas diversos partidos políticos. Tanto si confían en la sinceridad de las promesas de apertura democrática de su Gobierno como si no, todos quieren estar en condiciones de lanzarse a la arena política en cuanto se promulgue, en agosto, la nueva ley de partidos políticos."El comienzo de la reforma no ha sido bueno", dice Yakub Diallo, abogado y miembro del Frente Democrático Unido por el Cambio (FDUC). Este grupo, una coalición de siete partidos, ha denunciado una manipulación de los resultados oficiales del referéndum recientemente celebrado, en el que se sometió a consulta popular la nueva Constitución propuesta por las autoridades, eje de la transición democrática. "Quizá el porcentaje del 97,94% de síes sea cierto, pero el de participación del 85,34% ha sido, desde luego, muy retocado", añade Diallo, al asegurar que el boicoteo a las votaciones, que su grupo promovió, fue un éxito.

Popularidad del FDUC

El FDUC saltó a la popularidad por un sonado intento de rueda de prensa, tras el cual los dirigentes de las siete formaciones que lo integran (Movimiento de los Democráticos Independientes, Hor, Movimiento Nacional Democrático, Centro Democrático, Inicitativa para una Unión Democrática, Patriotas por la Unidad y la Democracia, y Alianza de una Mauritania Nueva) fueron detenidos y, desde entonces, mantenidos en arresto domiciliario.

De acuerdo con la versión oficial, éste es el justo castigo a la impaciencia de los opositores al saltarse las fases graduales establecidas por el Gobierno para llegar a la plena actividad política. Según estas normas, el funcionamiento del multipartidismo entrará en vigor con la promulgación de la nueva ley de partidos.

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El hecho es que algunos sectores oficiales han intentado descalificar al FDUC presentándoles como afines al movimiento extremista negroafricano de la Fuerza para la Liberación Africana Mauritana (FLAM) y de profranceses (algo imperdonable para la sociedad mora, orgullosa de haber mantenido a Mauritania al margen del neocolonialismo francés).

El FDUC tiene dos metas principales: la revisión del proceso de reforma, al que critican que sea exclusivamente gestionado por las autoridades militares, y la solución del conflicto que enfrenta a las etnias moras árabe-bereberes con las negroafricanas.

Para ellos es punto de referencia fijo la fecha de 1989, cuando estallaron las matanzas de comunidades senegalesas en Mauritania y de mauritanos en Senegal, y el Gobierno inició "su guerra interna contra los negroafricanos".

Como otros grupos opositores, el FDUC considera que las detenciones y desapariciones de 300 militares negroafricanos el pasado noviembre han puesto "al borde de la guerra civil a Mauritania".

"El racismo moro existe igual que existe el de los extremistas negros, pero no viene del corazón del pueblo, sino de minorías", asegura Diabra Marufa, miembro negroafricano de la Alianza para una Nueva Mauritania. Para él, como para sus compañeros del FDUC, no hay duda de que "Ios actuales conflictos son fruto de las minorías ideológicamente adeptas a las tesis naseristas y del partido Baaz de Irak, que se han, hecho influyentes en el poder".

Para poner fin a "esta nebulosa", el FDUC tiene como primeras exigencias la liberación de todos los presos; la repatriación de los miles de negroafricanos expulsados bajo el pretexto de ser senegaleses; la amnistía y reintegración a sus puestos de trabajo de los funcionarios negroafricanos despedidos también por ser supuestos senegaleses y, sobre todo, la puesta en marcha de una comisión investigadora que establezca las responsabilidades e identifique a los culpables implicados en la tragedia de los desaparecidos.

El líder sindical Mohamed Mahmud Uld Mohamed Radhi, actualmente también en arresto domiciliario, se ha erigido ante los negroafricanos en la prueba de que los abusos no son el resultado de un racismo de los moros, sino de las arbitrariedades propias de un régimen militar. "Lo elegimos a él después de que en las elecciones sindicales el Gobierno impusiera como condición que el elegido fuese moro", explica un dirigente sindical negroafricano que prefiere guardar el anonimato. "En cuanto vieron que defendía de verdad nuestros intereses fueron a por él", añade.

Otra formación que también discute cómo exigir una "investigación esclarecedora" de las desapariciones de los militares negroafricanos es la que se halla en "periodo de reflexión", bajo la dirección de Sidi Haibelna, ex ministro de Información y ex consejero de la presidencia. "Creo que el Gobierno marcha en la buena dirección", dice.

"Aunque el Gobierno intente impedir, como nos tememos, la implantación de una democracia transparente, ya nada será como antes", afirma Ibrahim Buchiba, moro blanco y dueño de una fábrica de piensos. "Todo va a ir muy rápido, porque el Gobierno militar va a hacer todo lo posible para mantenerse en el poder, y su estrategia empieza por intentar no dejamos margen para que podamos prepararnos", dice al recalcar que el grupo que trabaja con él en la formación de un nuevo partido es "legalista" y no comenzará a actuar hasta que se promulgue la ley de partidos políticos.

"No sabemos si esta ley favorecerá de verdad la implantación de multipartidismo, pero hay que estar preparados para poder ponerse en marcha el mismo día de su publicación", añade Buchiba, que define a su grupo como "más de centro" que el FDUC.

Los 'moros negros' o harratines

A. C., "El año 1989 supuso un trauma terrible para toda la sociedad mauritana", afirma Abubakar Mesaud, abogado y militante del Hor, el partido que agrupa a los harratines, los esclavos libertos, denominados generalmente moros negros por su afinidad cultural árabe con sus antiguos patrones blancos frente a la sensibilidad de los negros auténticos, que consideran como parte de su identidad musulmana, pero no árabe, el mantenimiento del arraigo de la cultura francesa, que los favoreció y primó durante la colonización francesa. Para Abubakar, como para sus compañeros del Frente Demócratico Unido por el Cambio (FDUC), las "matanzas y expulsiones sistemáticas de que a partir de entonces han sido objeto los negroafricanos con el pretexto de ser del grupo extremista Fuerza para la Liberación Africana Mauritana o de ser senegaleses forman parte de la paranoica espiral en que el Gobierno ha hundido al país".

El partido de Abubakar es otra de las novedades del escenario político y social mauritano. Considerados como los fieles aliados de los patrones moros, los harratines fueron la mano ejecutora de los apaleamientos y linchamientos de senegaleses y negroafricanos mauritanos en 1989. "Ahora las cosas están cambiando; los harratines integran uno de los sectores más alienados de la sociedad mauritana; nosotros tenemos la piel negra, pero no podemos renunciar a nuestro bagaje cultural arabizado. Los harratines tenemos que recuperar nuestra dignidad por un camino propio", añade.

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