RELIGIÓN

Isabel la Católica actuó contra la doctrina de la Iglesia, según el cardenal Lustiger

"Algunas acciones de Isabel la Católica iban en contra de la enseñanza de la Iglesia, y en concreto, de la libertad de conciencia", manifestó ayer Jean Marie Lustiger, cardenal arzobispo de París. Lustiger, a quien se considera papable y próximo a las directrices del actual pontificado de Juan Pablo II, ha desempeñado un importante papel en la congelación del proceso de beatificación de Isabel de Castilla. No en vano, el cardenal se convirtió al catolicismo a los 14 años y cambió su nombre judío de Aaron por el de Jean Marie.

El cardenal de París, que participó ayer en un seminario ...

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"Algunas acciones de Isabel la Católica iban en contra de la enseñanza de la Iglesia, y en concreto, de la libertad de conciencia", manifestó ayer Jean Marie Lustiger, cardenal arzobispo de París. Lustiger, a quien se considera papable y próximo a las directrices del actual pontificado de Juan Pablo II, ha desempeñado un importante papel en la congelación del proceso de beatificación de Isabel de Castilla. No en vano, el cardenal se convirtió al catolicismo a los 14 años y cambió su nombre judío de Aaron por el de Jean Marie.

El cardenal de París, que participó ayer en un seminario organizado por la Universidad Complutense en El Escorial, se ha caracterizado por una especial sensibilidad hacia los temas judíos desde el catolicismo. Ha defendido la acción de los cazadores de nazis, y recientemente se ha opuesto activamente al proceso de beatificación de Isabel la Católica, bajo cuyo mandato fueron expulsados los judíos de España.Lustiger se mostró ayer cauteloso, aunque contundente, al responder a este último tema. Por ello respaldó sus afirmaciones en un documento al respecto preparado por la Congregación para la Unidad de los Cristianos. Sin embargo, dejó clara su postura contra el antisemitismo, que conoció en carne propia y en la de su familia: su madre murió en el crematorio de Auschwitz.

No fue tan contundente, sin embargo, al responder a las preguntas que le fueron formuladas sobre la situación de la mujer en la Iglesia, asunto en el que se remitió a terrenos antropológicos. "Si el problema de la mujer se debate en Occidente, es porque el cristianismo lo ha planteado, ya que no sucede lo mismo en las civilizaciones, por ejemplo, islámicas", subrayó Lustiger, que rechazó la guerra de sexos, "porque equivale a reducir la relación hombre-mujer a la de amo-esclavo".

Para este cardenal converso, de sólida formación intelectual, existe un grave problema en las civilizaciones occidentales, y es que "no hay transmisión de valores fundamentales, porque no hay transmisión de memoria, y las sociedades que han perdido la memoria han desaparecido". Al igual que Juan Pablo II, Lustiger cree que en este contexto el cristianismo tiene un gran papel que desempeñar. El cardenal de París no ha ocultado en reiteradas ocasiones su simpatía hacia los partidos de inspiración cristiana. Él mismo simpatizó en su juventud con el Movimiento Republicano Popular, de inspiración democristiana.

Acceso directo a Mitterrand

Esa visión no le impide, no obstante, una fluida relación con el presidente de la República francesa, el socialista François Mitterrand, con el que tiene, según medios políticos franceses, acceso directo. Quizá por ello, el cardenal de París advirtió ayer que esta situación particular no debía extrapolarse a otros países. En España, el cardenal arzobispo de Madrid, Ángel Suquía, lleva dos años aguardando en la antesala de La Moncloa una audiencia con Felipe González."Las relaciones con el presidente de la República son excelentes, porque siempre discutimos de temas interesantes", resaltó Lustiger. Lo mismo le sucede con los ministros y, en general, con el poder civil. "Considero que mi deber es hablarles como seres humanos; les he hecho comprender que no tengo nada que venderles ni nada que comprarles; evito los problemas, pero siempre digo la verdad", manifestó el cardenal primado de Francia.

Jean Marie Lustiger, a quien se ha llegado a calificar de alter ego de Juan Pablo II, quiso reseñar ayer que la Iglesia en Francia no recibe fondos del Estado: "Ello nos permite decir que somos libres pero somos pobres, o que somos pobres pero somos libres".

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