Una joven que contrajo el síndrome en el dentista anuncia su muerte en un diario de Miami

La carta de una enferma de sida en fase terminal publicada el jueves por el diario Miami Herald, de Florida, ha causado un fuerte impacto en EE U U. La misiva de Kimberly Bergalis, de 23 años, contaminada por su médico, un dentista que no le advirtió de que padecía de sida, termina con una posdata macabra: "¡Me estoy muriendo, tíos. Adiós!".

Bergalis es el quinto de los casos conocidos en el que una persona ha contraído la enfermedad a causa de un tratamiento médico no relacionado con el sida. El médico David Acer nunca reveló su condición de enfermo del sindrome a sus 2.000 ...

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La carta de una enferma de sida en fase terminal publicada el jueves por el diario Miami Herald, de Florida, ha causado un fuerte impacto en EE U U. La misiva de Kimberly Bergalis, de 23 años, contaminada por su médico, un dentista que no le advirtió de que padecía de sida, termina con una posdata macabra: "¡Me estoy muriendo, tíos. Adiós!".

Bergalis es el quinto de los casos conocidos en el que una persona ha contraído la enfermedad a causa de un tratamiento médico no relacionado con el sida. El médico David Acer nunca reveló su condición de enfermo del sindrome a sus 2.000 pacientes hasta la publicación de una carta, después de su fallecimiento, en septiembre último.

"Si las leyes no se hacen para proporcionar la protección necesaria, entonces mi sufrimiento y mi muerte seran en vano dice Bergalis en su carta, escrita el pasado 6 de abril. Desde aquella fecha, su salud se ha ido deteriorando. En la actualidad, con sólo 40 kilos de peso, espera la muerte en su casa de Fort Pierce, lejos de hospitales, según su padre, George Bergalis.

He vivido para ver como se me caía el pelo, como perdía 20 kilos, como aparecían pupas en mis costados, con náuseas y vómitos, sudores constantes y fiebre que no se va nunca", escribía Kimberly a un funcionario del departamento de salud. "¿A quién puedo echarle la culpa?

"Le echo la culpa al doctor Acer y a todos vosotros, bastardos. A los que sabían que Acer estaba enfermo y no hicieron nada. Sois tan culpables como lo fue él. Me habéis destrozado la vida y la de mi familia", agregaba la carta. "El sida me ha destrozado lentamente y, a menos que se encuentre una cura, me convertiré en una de sus estadísticas bien pronto", concluye.

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