El hedor de la muerte

Las enfermedades contagiosas empiezan a azotar Bangladesh tras el ciclón

El hedor de la muerte flota sobre el principal puerto de Bangladesh mientras los supervivientes del ciclón, cuyas víctimas contabilizadas son ya 125.000, luchan contra el hambre y las enfermedades contagiosas, que ya han empezado a extenderse. Cólera, gastroenteritis hambre y picaduras de serpiente son los nuevos azotes, mientras las operaciones de socorro se veían perturbadas ayer por una nueva tempestad de lluvia y viento que causó centenares de muertos.

Cientos de damnificados se agolpan con escudillas para recoger un puñado de arroz en un campo de refugiados junto al que fue el aero...

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El hedor de la muerte flota sobre el principal puerto de Bangladesh mientras los supervivientes del ciclón, cuyas víctimas contabilizadas son ya 125.000, luchan contra el hambre y las enfermedades contagiosas, que ya han empezado a extenderse. Cólera, gastroenteritis hambre y picaduras de serpiente son los nuevos azotes, mientras las operaciones de socorro se veían perturbadas ayer por una nueva tempestad de lluvia y viento que causó centenares de muertos.

Cientos de damnificados se agolpan con escudillas para recoger un puñado de arroz en un campo de refugiados junto al que fue el aeropuerto de Chitagong. Ayer, el primer ministro de Pakistán, Nawaz Sharif, llegó a Bangladesh con 30 toneladas de víveres y dos helicópteros. "Es una tragedia con pocos antecedentes históricos",, dijo Sharif, que fue recibido por la primera ministra de Bangladesh, la begum Jaleda Zia. Bangladesh pertenecía a Pakistán hasta alcanzar la independencia, en 1971.Yashim Udin, uno de los supervivientes, explicaba cómo perdió a cuatro de sus hijos cuando una ola (le seis metros de altura, empujada a 230 kilómetros por hora por un viento huracanado, arrasó su vivienda. "Corrimos para buscar algún lugar elevado y nos encaramamos a un árbol. Mi esposa tenía en sus brazos a nuestro hijo más pequeño. La ola nos golpeó y, una vez hubo pasado, tres chicos habían desaparecido y el bebé se había escurrido de las manos de mi esposa", contaba.

Los grupos de rescate temen que en Chitagong hayan muerto unas 80.000 personas, la mayoría de ellas arrastradas por las aguas. Estos grupos cifran en 150.000 el mínimo de víctimas mortales en todo el país. Más de 10 millones de personas han quedado sin hogar.

Las enfermedades

Los hospitales se están preparando a marchas forzadas para acoger a millares de personas que, según se teme, se verán afectadas por enfermedades infecciosas. "Cólera, diarreas y gastroenteritis van a ser grandes problemas para nosotros", declaró Emdad Haque, doctor en el hospital Médico de Chitagong. Ya hay muchos casos de diarrea en la ciudad portuaria de Chitagong, y la enfermedad parece haberse extendido a Bhula, Sandwip, Mahesjali y Hatia. Según la Media Luna Roja, se han producido las primeras muertes por cólera y son bastantes las muertes por picadura de serpiente.

Los equipos de salvamento pretenden poner en marcha un programa masivo de vacunaciones para evitar que la propagación de brotes epidémicos se haga incontrolable.

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Mientras, se contemplan constantes escenas de histeria y peleas entre los supervivientes durante el reparto de víveres. El sábado, según un periódico de Bangladesh, un grupo de personas hambrientas asaltó y robó unos camiones cargados de mantas y alimentos en el puerto de Chitagong.

"Tenemos graves problemas para hacer llegar la ayuda a las áreas más afectadas, porque la red de comunicaciones aún está completamente destruida", señaló Robin Needham, director para Bangladeh de la institución benéfica Care. "Es como enviar a la gente al vacío", agregó. Needham, que trabaja en el país desde 1972, explicó, sin embargo, que "la vida en Bangladesh es muy dura, incluso en los mejores tiempos; por eso, los mecanismos de resistencia de esta gente son mucho más fuertes de lo que nosotros podemos imaginar".

El papa Juan Pablo II dedicó su sermón de ayer domingo al desastre de Bangladesh. "La humanidad, desde América hasta Asia, ha sido azotada por una serie de catástrofes naturales que han esparcido la destrucción y la muerte", dijo, refiriéndose también a los movimientos sísmicos en Centroaméríca y la Unión Soviética. "Un ciclón de inusual violencia ha golpeado Bangladesh. Los gritos de dolor encuentran un profundo eco en mi alma, y quiero ofrecer aliento a los familias de las víctimas", añadió el Pontífice.

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