LA ANTÁRTIDA, ÚLTIMO CONTINENTE VIRGEN

El petróleo es el mineral que suscita mayor interés

En 1973, el interés mundial por la Antártida se despertó súbitamente cuando el buque de investigaciones geológicas estadounidense Glomar Challenger descubrió indicios de que bajo el suelo austral podían existir más de 45.000 millones de barriles de petróleo y vetas importantes de platino, cromo y otros minerales muy apreciados. Sin embargo, hay quien asegura que nunca se han hallado indicios concluyentes de la existencia de tales materiales.El geólogo de la Universidad Autónoma de Madrid, Jerónimo López, uno de los científicos participantes en las actividades del Programa Antártico Espa...

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En 1973, el interés mundial por la Antártida se despertó súbitamente cuando el buque de investigaciones geológicas estadounidense Glomar Challenger descubrió indicios de que bajo el suelo austral podían existir más de 45.000 millones de barriles de petróleo y vetas importantes de platino, cromo y otros minerales muy apreciados. Sin embargo, hay quien asegura que nunca se han hallado indicios concluyentes de la existencia de tales materiales.El geólogo de la Universidad Autónoma de Madrid, Jerónimo López, uno de los científicos participantes en las actividades del Programa Antártico Español, que data de 1986, considera que hay certidumbre de la existencia de yacimientos de carbón en la cadena transantántica y de cromo, plomo y plata en la zona occidental. También se cree que en la zona oriental puede haber hierro, y que las formaciones rocosas del mar de Ross y de ambos lados de la península antártica son susceptibles de tener yacimientos petrolíferos. López asegura que si la gran productividad biológica actual existió también en el pasado, es un indicio más de que puede existir petróleo en la zona. Además, la Antártida estuvo hace millones de años unida a África, América y Australia, formando el gran continente de Gondwana, por lo que es muy probable la existencia de riquezas minerales. López dice que se han hecho estudios geológicos al respecto en las bases, principalmente, y con sensores remotos desde aviones, en los que han participado la URSS, EE UU, Francia y Japón. López señala que, a medio plazo, las prospecciones no tendrían rentabilidad económica y advierte de los grandes peligros que para el medio ambiente, la fauna y la flora tendrían las explotaciones.

Con la puesta en marcha del Programa Antártico Español, las tareas investigadoras de los españoles se han multiplicado. En enero de 1988 se instaló la estación permanente Juan Carlos I en la isla Livingston y este verano estará listo el buque polar oceanográfico Hespérides, con un coste superior a los 9.000 millones de pesetas.

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