Tribuna:

De Lisboa a Varsovia

Los analistas comentan que las alternativas a la renta variable pueden levantar el mercado, entre otras cosas porque aseguran el trasvase inmediato en las carteras desde la liquidez a las acciones. De lo contrario, contratar en Barcelona es casi un lujo austro-húngaro. En el mapa de las llamadas plazas periféricas se encuentra Barcelona, atenazada hoy, por su repentina propensión a los futuros y mercados derivados. Su salón de contratación está atravesado por el tiralíneas que une Lisboa, ciudad detenida en el tiempo, con el eje atormentado Varsovia-Praga, pasando por Trieste, el puerto...

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Los analistas comentan que las alternativas a la renta variable pueden levantar el mercado, entre otras cosas porque aseguran el trasvase inmediato en las carteras desde la liquidez a las acciones. De lo contrario, contratar en Barcelona es casi un lujo austro-húngaro. En el mapa de las llamadas plazas periféricas se encuentra Barcelona, atenazada hoy, por su repentina propensión a los futuros y mercados derivados. Su salón de contratación está atravesado por el tiralíneas que une Lisboa, ciudad detenida en el tiempo, con el eje atormentado Varsovia-Praga, pasando por Trieste, el puerto del Adriático que en un tiempo fue el mercado de materias primas que abastecía Centroeuropa. En contraste, la activas mesas de dealing de las sociedades de Bolsa solapan el viejo estilo con la sobriedad moderna y sus infinitas alternativas a la renta variable (metales, divisas, opciones, euromercado, bonos, deuda pública). En una cartera. la rentabilidad es proporcional al nivel de inversión en términos globales, lo que de alguna manera ofrece una forma de medir la liquidez. Finalmente, pues, el dinero lo decide todo; de ahí que, a juicio de los analistas, la capacidad del público para comprar acciones sea función de los flujos en las carteras.

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