Un acusado por las escuchas a Garaikoetxea declara que se le ordeno engañar a los jueces

El ertzaina Ramón Epalza, acusado por la intervención ilegal del teléfono del ex lehendakari Carlos Garaikoetxea, declaró ayer ante el Tribunal Superior de Justicia vasco que recibió órdenes superiores para engañar a los jueces en la investigación. El principal inculpado, el ex consejero de Interior Luis María Retolaza, negó los cargos se declaró "abochornado" por las acusaciones. El juicio por el pinchazo, realizado el 19 de agosto de 1986, comenzó ayer en Bilbao.

Uno de los momentos clave de la vista oral, rodeada de una expectación inusual, se producirá cuando comparezca hoy como tes...

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El ertzaina Ramón Epalza, acusado por la intervención ilegal del teléfono del ex lehendakari Carlos Garaikoetxea, declaró ayer ante el Tribunal Superior de Justicia vasco que recibió órdenes superiores para engañar a los jueces en la investigación. El principal inculpado, el ex consejero de Interior Luis María Retolaza, negó los cargos se declaró "abochornado" por las acusaciones. El juicio por el pinchazo, realizado el 19 de agosto de 1986, comenzó ayer en Bilbao.

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Uno de los momentos clave de la vista oral, rodeada de una expectación inusual, se producirá cuando comparezca hoy como testigo el presidente de Eusko Alkartasuna (EA), Carlos Garaikoetxea. Mientras, permanecerá en el banquillo su ex consejero Retolaza, uno de los hombres más fuertes del aparato del PNV, acusado como inductor del espionaje telefónico.La larga instrucción y las sucesivas dilaciones han provoca do la celebración del juicio cuan do el PNV y EA gobiernan en coalición la comunidad autónoma vasca. El PNV ha decidido mantenerse prudentemente alejado y ha dejado a Retolaza en una patente soledad ante los magistrados. Ni un sólo dirigente en activo del partido asistió al comienzo de la vista oral.

La primera sesión fue ocupa da en su mayor parte por los seis inculpados. El primero en declarar, Ramón Epalza, modificó radicalmente en agosto de 1988 sus anteriores manifestaciones. Epalza confesó la existencia de una trama en la Consejería de Interior para intervenir el teléfono de Garaoikoetxea en Zarautz (Guipúzcoa), aprovechando mandamientos judiciales relacionados con una investigación sobre drogas, en el momento álgido de la crisis del nacionalismo vasco previa a la creación de EA

Un número distinto

:Según dijo ayer, las declaraciones anteriores, en las que negó los hechos, respondían a órdenes (le sus superiores para falsear la verdad. convencidos del agotamiento del sumarlo por falta de pruebas. Este ertzaina reafirmó que su intervención, avergonzado por lo que hacía, frustró la operación. Para ello, facilitó a sus compañeros a última hora un número distinto al del domicillo donde debía quedar conectado el teléfono de Garaikoetxea con objeto de activar allí una grabadora.Retolaza negó todos los hechos que se le imputan, al igual que el resto de los inculpados: el jefe de comunicaciones de Interior Javier Aguirre, el sargento mayor Joseba Goikoetxea, el ertzaina José Miguel Campoy y el ex miembro de ETA Javier Zumalde, El Cabra. Los cuatro primeros dedicaron parte de sus Intervenciones a presentar a Epalza como un mentiroso, intrigante y fabulador.

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Retolaza se mostró rotundo y dijo no entender los motivos de Epalza para falsear los hechos. El juicio se desarrolla con gran lentitud. Todas las partes realizan interrogatorios minuciosos sobre pequeños detalles para tratar de poner en evidencia contradicciones y mentiras. El primero en ser sorprendido fue Aguirre, quien aseguró conocer al ertzaina Federico Medrano por haberle acompañado en intervenciones telefónicas legales. Medrano declaró como testigo, reiteradamente, que no conoció a Aguirre hasta el día de autos.

Retolaza negó que Javier Zumalde, empleado oficialmente como guarda forestal por la Consejería de Agricultura, tuviera más trato que el ocasional con el departamento de Interior. El ex consejero fue incapaz de explicar, sin embargo, por qué un informe oficial de la policía autonómica incorporado al sumario certifica el libre acceso de El Cabra, por orden de Interior, al uso de cualquier vehículo del parque móvil del Gobierno vasco.

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