Reportaje:

La Sorbona de los 'zulúes'

La Universidad de Saint-Denis integra en su enseñanza la subcultura 'hiphop'

Los muros de la Universidad de Saint-Denis, también llamada París VIII, están decorados con pintadas de las tribus zulúes de la vecindad. En su interior, una profesora recita a Shakespeare a ritmo de música rap, un tipo llamado Jacky Lafortune enseña artes plásticas callejeras con un aerosol en la mano y un etnólogo predica la revuelta pacífica de los jóvenes de los suburbios. Saint-Denis se ha convertido en La Sorbona de la subcultura hiphop.

No hace tanto tiempo, en los primeros años setenta, la Universidad de Saint-Denis se llamaba Vincennes y era una de las catedrales europeas d...

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Los muros de la Universidad de Saint-Denis, también llamada París VIII, están decorados con pintadas de las tribus zulúes de la vecindad. En su interior, una profesora recita a Shakespeare a ritmo de música rap, un tipo llamado Jacky Lafortune enseña artes plásticas callejeras con un aerosol en la mano y un etnólogo predica la revuelta pacífica de los jóvenes de los suburbios. Saint-Denis se ha convertido en La Sorbona de la subcultura hiphop.

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No hace tanto tiempo, en los primeros años setenta, la Universidad de Saint-Denis se llamaba Vincennes y era una de las catedrales europeas del izquierdismo. Ácratas, maoístas, trotskistas y situacionistas se acuchillaban verbalmente en las asambleas. Más tarde, Vincennes o Saint-Denis recuperó su grisura de universidad de suburbio parisiense, y no hubiera vuelto a hablarse de ella de no haber sido por Georges Lapassade, profesor de Etnología.Lapassade está rodeado por un grupo de muchachos magrebíes y africanos uniformados con zapatillas deportivas, pantalones vaqueros demasiado anchos y demasiado largos, cazadoras Chevignon y gorras de béisbol. La clase ha terminado hace un buen rato, pero el profesor y algunos de sus alumnos favoritos discuten en el aula acerca de los incidentes ocurridos en la universidad hace un par de semanas.

De modo confuso, los alumnos cuentan al visitante lo ocurrido. Al parecer, un concierto del grupo francés de rap NTM terminó como el rosario de la aurora cuando los antidisturbios tuvieron que intervenir para detener los enfrentamientos entre bandas zulúes.

'Artes callejeras'

"La culpa", afirma un chaval negro, la tuvo el servicio de orden, que estaba formado por estudiantes blancos que no saben nada de los zulúes y que pusieron en el mismo rincón a las bandas enemigas".Lapassade se reserva su opinión. Es un hombre de 67 años de poco pelo -y el que le resta, gris-, nariz descomunal y sonrisa socarrona. Unos minutos después, el chaval que acusa al servicio de orden decide poner fin al debate. Procede entonces a informar con solemnidad al visitante que se llama Cardinal Kad y es líder del grupo musical Fuck the Violence.

Cardinal Kad resume en una frase su relación con el profesor de Etnología: "Georges se interesa por nosotros, y nosotros somos buenos amigos de los que se interesan por nosotros". Pensando en la polémica que últimamente agita SaintDenis, Cardinal Kad añade: "SI se elimina la cultura hip-hop de esta universidad, más de un estudiante se verá tentado por la delincuencia".

Desde 1989, Saint-Denis acoge oficialmente en su seno el hip-hop, la subcultura norteamericana que hace furor entre los jóvenes de los suburbios franceses. Lapassade es en gran medida el responsable de esta experiencia pedagógica y social. Militante izquierdista en los años sesenta y setenta, el etriólogo se ha especializado en vísperas de su jubilación en la música rap, las pintadas tag, el lenguaje de los zulúes y todo eso.

La universidad ha dado permiso expreso para que las tribus de Saint-Denis decoren a su manera los muros exteriores. También ha introducido cursos que llevan nombres como Profundización en las técnicas multimedia, Del actor al actuante, Historia de la televisión, Práctica de las artes callejeras o el esotérico Unidad de valor celeste. Y con periodicidad, célebres cantantes de rap neoyorquinos dan conferencias en su salón de actos.

Jugar con fuego

Esa agitación no hace felices a todos. Los incidentes del concierto de NTM acaban de dar nuevos argumentos a los profesores que afirman que la ostentosa presencia zulú altera la vida cotidiana de la mayoría silenciosa de los 22.000 estudiantes de la universidad. Y, por otra parte, el reconocimiento universitario indigna a los puristas del hip-hop. Algunas bandas irreductibles han amenazado de muerte a Lapassade. La presidenta de la universidad, la comunista Francine Demichel, no tiene miedo de los zulúes. Élla recibe en su despacho a los jefes de las bandas y apoya la mayoría de las iniciativas de Lapassade. "Se trata", dice Demichel, "de insertar la universidad en el suburbio y de familiarizar al suburbio con la universidad".El líder de los conservadores, Jean Cahors, responsable del Departamento de Educación, Comunicación y Animación, ha anunciado oficialmente que no quiere volver a tener al volcánico Lapassade en su equipo el próximo curso escolar. Según Cahors, el hip-hop es "una cultura de la violencia", y el etriólogo "juega con fuego" al "manipular fenómenos sociales tan explosivos".

"Cuando se trabaja con los zulúes, que son gente dura, uno debe asumir ciertos riesgos", responde Lapassade. "Pero yo", añade, "me sentía más amenazado cuando estudiaba las favelas de Río de Janeiro".

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