El frente anti-Yeltsin en Kazán

Nacionalistas y prosoviéticos se unen en la ciudad conquistada por Iván el Terrible

ENVIADA ESPECIAL Nacionalistas tártaros antirrusos y comunistas prosoviéticos han formado una singular alianza contra Borís Yeltsin y los sectores demócratas que le apoyan, para boicotear en Tatarstán el referéndum sobre el régimen presidencial en Rusia. En a vetusta (y mugrienta) ciudad de Kazán, junto al río Volga, donde las penurias cotidianas son compartidas por los descendientes de los tártaros de la Horda de Oro y de los conquistadores eslavos, los ánimos están agitados por la fiebre de la soberanía que se apoderó de los pueblos de Rusia en el verano de 1990.

A finales de agosto...

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ENVIADA ESPECIAL Nacionalistas tártaros antirrusos y comunistas prosoviéticos han formado una singular alianza contra Borís Yeltsin y los sectores demócratas que le apoyan, para boicotear en Tatarstán el referéndum sobre el régimen presidencial en Rusia. En a vetusta (y mugrienta) ciudad de Kazán, junto al río Volga, donde las penurias cotidianas son compartidas por los descendientes de los tártaros de la Horda de Oro y de los conquistadores eslavos, los ánimos están agitados por la fiebre de la soberanía que se apoderó de los pueblos de Rusia en el verano de 1990.

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A finales de agosto, Tataria -una de las 16 repúblicas autónomas en el territorio de la Federación Rusa- se convirtió en Tatarstán y se declaró soberana, olvidándose de su pertenencia constitucional a Rusia y tomando al pie de la letra las palabras que Yeltsin no se cansó de pronunciar en un largo recorrido por las zonas conflictivas de sus dominios: "Tómense toda la soberanía que puedan digerir"."No le creí, porque en 439 años los rusos no han dado nada a nadie. Los conocemos muy bien. Desde 1552 somos una colonia suya", exclama la escritora Fauziya Janum Bairamova, líder del Partido Tártaro de Independencia Nacional, Ittifak. Bairamova es la única diputada de este partido en el Sóviet Supremo de Tatarstán (casi 250 parlamentarios). Ittifak, que juega con el elemento islámico, ocupa la franja más radical del espectro político tártaro. Una encuesta realizada por el Instituto de Estudios de la Opinión Pública indicaba que Bairamova ocupa el segundo puesto por popularidad entre la población tártara de la república, aproximadamente un 52% de los 3,8 millones de habitantes de Tatarstán.

Dos comunidadesBairamova está en contra de los matrimonios mixtos entre tártaros y rusos, propugna dividir a los habitantes de la república en dos comunidades distintas con representación política propia y piensa que, en el futuro, los tártaros (el séptimo grupo demográfico de la URSS, con un total de siete millones de personas) deben aspirar a tres Estados más, aparte de Tatarstán: los territorios que un día fueron el janato de Astraján, Crimea y Siberia, conquistados por los rusos en su expansión hacia el Este.

El año 1552, fecha en la que Iván el Terrible tomó Kazán, es aún un punto de referencia para los tártaros. "Si hubiéramos estado unidos entonces, Iván el Terrible no hubiera tomado Kazán", nos comenta Marat Muliukov, diputado del Parlamento de Tatarstán y presidente del Centro Social Tártaro (CST), otra entidad nacionalista con sede en Kazán. Mientras Ittifak aboga por el boicoteo tanto al referéndum soviético como al ruso, Marat, miembro del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) y antiguo profesor de Historia del Partido Comunista, aboga por el apoyo al primero y el boicoteo al segundo.

"Cuando los rusos se enfrentan entre ellos, siempre intentan atraer a las nacionalidades a su lado", dice Rafael Muhamedímov, vicepresidente de Ittifak. "Yeltsin no es mejor que Gorbachov. Estamos en contra de ambos referendos. Contra el soviético, porque una votación no puede resolver el problema de la autodeterminación de los pueblos. Y contra el ruso, porque es una injerencia en los asuntos internos de Tatarstán", señala.

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Tanto los líderes de Ittifak como del CST reconocen que existe hoy una coincidencia de intereses entre la nomenklatura y los nacionalistas, en contra de los "demócratas", un término de connotaciones despectivas con el que se denomina a los representantes de partidos como el Democrático de Rusia (PDR) u otros con sedes centrales en Moscú.

"No es que estemos a favor de Gorbachov", aclara Muliukov, "pero tenemos que elegir entre él y Yeltsin. Nuestra república necesita ahora ascender desde el nivel de la autonomía al de república federada. Hay que elegir lo que es mejor para nosotros. Nos es más ventajoso luchar contra Yeltsin y recibir la soberanía que apoyar a Yeltsin".

El aliado ruso

Tras la elección de Yeltsin como jefe del Parlamento ruso, en mayo de 1990, las repúblicas autónomas de Rusia han sido insistentamente solicitadas. Por una parte, la Federación Rusa les ha ofrecido el Tratado Federal, que no contempla la autodeterminación ni la posibilidad de independizarse del territorio de Rusia. Por su parte, el centro soviético las ha tentado con el Tratado de la Unión, que les da la posibilidad de convertirse en sujetos del Estado, en igualdad de derechos con las repúblicas federadas a las cuales estaban subordinadas.

Desde el verano, la "élite comunista" rusa se convirtió en el más fiel aliado del nacionalismo en las repúblicas autónomas. El Parlamento de Tatarstán rechazó el Tratado Federal ruso y se apuntó al Tratado de la Unión, que Yeltsin no quiere firmar en igualdad de condiciones con las unidades hasta ahora subordinadas a Rusia.

El Sóviet Supremo de Tatarstán ha decidido no llevar a cabo el referéndum ruso. En el mismo sentido se pronunciaron las autoridades municipales de Kazán. Son los "demócratas", agrupados en la fracción parlamentaría llamada Democracia (con un total de 28 diputados en Tatarstán) quienes van a realizar el plebiscitc, ruso por su cuenta.

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