POSGUERRA EN ORIENTE PRÓXIMO

Una amalgama contra Sadam

Los islamistas llevan la voz cantante en la oposición interna iraquí

Kurdos, comunistas, socialistas, rigoristas musulmanes, proiraníes, prosirios, nacionalistas y disidentes del gobernante partido Baaz, constituyen una improbable alianza que sólo con ayuda internacional puede plantear un reto a Sadam Husein. Con todo, esta amalgama que reúne a una veintena de grupos logró un acuerdo a finales del año pasado para formar una plataforma política. Ahora las revueltas en el interior de Irak han abierto un resquicio a sus esperanzas, pero son los islamistas quienes llevan la voz cantante.

"A toda costa sacaremos partido de la crisis del Golfo para alcanzar nu...

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Kurdos, comunistas, socialistas, rigoristas musulmanes, proiraníes, prosirios, nacionalistas y disidentes del gobernante partido Baaz, constituyen una improbable alianza que sólo con ayuda internacional puede plantear un reto a Sadam Husein. Con todo, esta amalgama que reúne a una veintena de grupos logró un acuerdo a finales del año pasado para formar una plataforma política. Ahora las revueltas en el interior de Irak han abierto un resquicio a sus esperanzas, pero son los islamistas quienes llevan la voz cantante.

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"A toda costa sacaremos partido de la crisis del Golfo para alcanzar nuestros fines políticos y ayudar al pueblo iraquí a elegir una alternativa política al régimen de Sadam", declaraba con sorprendente optimismo un miembro de esta coalición anti-Sadam, antes incluso de que comenzara la guerra. Abú Maizán al Saguir, que encabeza uno de los grupos proiranies, manifestó también que los oponentes estaban "trabajando para formar un Gobierno iraquí en el exilio" y que esperaban que el mundo les ayudara a suprirnival líder de Bagdad.Estas declaraciones seguían a un acuerdo alcanzado por la oposición en el exilio en una reunión celebrada en Damasco. Allí, tras meses de discusiones, constituyeron un Comité de Acción Conjunta Nacional Iraquí. En realidad, sobre poco más que eso han logrado un consenso. Hasta ahora, todos leis esfuerzos para unir a los partidos de oposición iraquíes habían chocado con su propia diversidad ideológica. Los shiíes, el sector que parece más activo en las actuales revueltas, reclaman una República Islámica frente al Estado secular propuesto por los demás, un obstáculo sólo en apariencia superado tras el estallido de la crisis del Golfo.

La oposición iraqui es sobre todo una oposición en el exilio. Dentro del país se encuentra fragmentada, débil y en la. más absoluta clandestinidad, fruto de la represión sufrida durante años. Además, la mayor parte de los 16 millones de habitantes con que cuenta Irak ha sido intimidada en una u otra ocasión. Las principales fuentes de amenaza para el régimen establecido en Bagdad han sido tradicionalmente los kurdos y los shiíes, a los que hay que añadir en los últimos tiempos a los miembros disidentes del partido Baaz y a algunos nacionalistas de distinto signo.

Buenos propósitos

A pesar de que la Constitución iraquí reconoce las libertades de opinión y de reunión, la realidad tiene que ver poco con esos buenos propósitos. "Irak es un Estado policial bien organizado", aseguraba hace un año un informe de la organización de defensa de los derechos humanos Middle-East Watch (MEW). "El Gobierno iraqui niega a sus ciudadanos prácticamente todos los derechos básicos, y suprime brutalmente incluso el mínimo gesto de discrepancia", denunciaba la investigación.En razón de su filiación y de las poco amistosas relaciones de Irak con algunos de sus vecinos, gran parte de estos oponentes encontraron apoyo sobre todo en Irán y Siria. Durante los ocho años de guerra irano-iraquí, los grupos kurdos de oposición no dudaron en trabajar con el enemigo de su enemigo, lo que no fue el caso de la mayoría shií (un 55% de la población del país). La situación cambió tras el alto el fuego de agosto de 1988, cuando Sadam se convirtió en el primer gobernante en usar armas químicas contra su propio pueblo.

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Desde entonces, los kurdos han olvidado sus ansias de independencia y limitado sus demandas al objetivo más realista de la autonomía. Desde el principio de la crisis, Yalal Talebani, el máximo dirigente de la Unión Patriótica del Kurdistán (UPK), declaró que los kurdos no iban a tomar las armas contra Sadam.

El resto de las facciones que aspiran a alcanzar el poder en la era post-Sadam defendió una actitud similar hasta que se iniciaron las revueltas en el sur. A pesar de su rivalidad hacia el líder iraqui, se opusieron al ataque de las fuerzas multinacionales.

"No hemos apoyado la invasión de Kuwait, de la misma forma que no hemos llamado a las tropas extranjeras para que defiendan a los países de la región", declaró el ayatolá Mohamed Taqui al Mudarresi, mentor de la Organización de la Acción Islámica Iraquí, brazo armado de la oposición shií al régimen, que se ha declarado autora de varios atentados contra los intereses iraquíes en los últimos años.

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